Imperio tras imperio, todos, necesitan un refrigerio.

Van en tu contra,
por el motivo que fuere,
quizá seas negro afro-americano,
o vietnamita, que excavó túneles,
bajo la frondosa selva exótica,
en busca de cobijo,
pues el topo nació de U. S. A.,
que se llama Topota madre.


Topopatepam, Parapam, fandún.
Uvas de Oregón.





Van a tu favor, a veces,
por el motivo que fuere,
seguramente, orgullo,
ante la obra bien hecha,
dado que ¡ Funcionas !
Y sirves platos calientes,
como camarero o mesero,
en un ristorante italiano.


Vivimos como en La Dolce Vita...





Ni van ni vienen, y no cuentan
contigo; por el motivo
que fuere; quizá, no les entras
por los ojos, ni tampoco,
en la cabeza, dado que
calculan tan sólo, múltiplos
de cantidades que no
superen a los cinco.


¡ Cinco, cinco ! ¡ Viva el cinco !





<< Una palabra: ¡ Refrigerio ! >>


Y tú, ¿ Te vas, o te quedas ?
¿ Te interesas, o te das lo mismo ?
¿ Te involucras en la Misericordia,
o para ti, los pobres,
si no son blancos y fuertes,
no te conmueven del todo ?


<< Si los coches pequeños
no son Micro-Machines,
¡ No son los auténticos !
Y si los pantalones vaqueros
no son Levi's Strauss,
puedes devolver el regalo,
a esos grandes almacenes. >>


¡ Seis, seis ! Uy, me está doliendo
la cabeza, de tanto imaginar.


666, ¡ Demonios, qué número
tan alto, por favor !
Roma es la Gran Ramera.
Y hay cálculos astronómicos,
que nos llevarían a un saco
sin fondo, y no podríamos
comprender de qué va,
toda esta película, llamada


Universo.


¿ De qué va la historia,
si no de obras de Caridad,
primero, hacia uno mismo,
y luego, hacia muchos otros,
en los reinos animal,
vegetal y mineral ?

Desayuno, almuerzo;
merienda y cena;
vivienda digna.
Salud mental, dental...
Física, espiritual
y sexual. Y aparte,
educación ( valores ),
e instrucción ( conocimientos ).
Ya, sin remordimientos.​

 

Suena bien. Y parece todo un hombre. Pero es un estilo distinto al mío.
No obstante, tampoco voy a ignorarlo a drede.
Toda vez que sé que diversidad es Amor.
Con lo cuál, no debemos discriminar a nadie.
Ni siquiera a nosotros mismos. Se le ve reivindicativo de ese pueblo que no gusta a todos los demás pueblos.
O de ese Estado de Derecho, que no gusta a todos los demás Estados de Derecho.
Al fin y al cabo, nos podemos conocer, unos y otros.
Pero no por ello, seremos afines.


O socios.


Y que conste que tal vez, las diferencias sean mínimas. Pero hay que saber renunciar a plantear batalla, ante gente buena.
Gente comprensiva con lo abstracto.
Sean de la manera que sean.