Incubus.

Entre las tinieblas del crepúsculo,
me sofocan las garras de un demonio
creado por mis mismas quimeras
sentado en mi pecho,
ejerce una fuerte presión,
que no me da lugar al mínimo suspiro.
El miedo tiñe mis venas
La habitación se vuelve una cripta
y una risa malévola, hueca y cercana
atormenta mis sentidos.
El sudor se torna frío
y sigo sin poder mover un dedo.
Desde lo profundo de mi cama
una mano traga mis sabanas
Y un caballo comienza a relinchar
Yo sigo sin poder mover un dedo,
pero mis ojos pueden ver
mis oídos oír
Y mi pánico se hace sentir.
El demonio de mi pecho no se va,
unas luces que giran no me dejan ver
como todo se desvenase
y cuando por fin mis músculos responden
y vuelve mi lucidez, como un resorte me siento
E intento explicarme que pasó.
Ésto va más allá de mi razón,
Parálisis de sueño, monstruo en mi pecho,
risa macabra, caballo azul dueño de mis miedos.

 

El hombre no puede explicar esa dualidad apegada a su alma donde estelas demoniacas y artificios angelicales se confunden: La bondad ocasional del ser humano con la carga plomiza en las entrañas del animal, despertamos por segundos pero sin lograr emerger de ese sueño dentro de otro sueño. Me gusta tu poema, al parecer influye mucho en ti la poesía francesa, buenas letras las escritas.

 

gratificante visitarte y felicitarte por tus versos hechos alas.

Saludos,

 

Hola, muchas gracias Para ser sincero no soy un lector de la poesía francesa, pero de algún lado mi inconsciente habrá imitado ese estilo. Un Abrazo !!!

 

Muchas gracias Rogelio por tu presente comentario !
Abrazo grande.