Infierno de Poetas

En el abismo ardiente de tinta y papel,
donde la libertad forja su reino sin igual,
se alzan los poetas y poetisas valientes,
rompiendo las cadenas de la métrica y rima,
desatando el caos sublime de la creación.

Cada palabra es un grito de independencia,
una llama que arde en la noche eterna,
desafiando la tiranía del verso ordenado,
tejiendo un tapiz de emociones sin límites,
donde la anarquía de la mente encuentra su voz.

En este infierno de creatividad desatada,
los versos se retuercen y giran sin control,
bailan en el aire como llamas salvajes,
dibujando en el firmamento un nuevo arte,
un lenguaje puro de libertad y expresión.

No existen normas que frenen el impulso,
cada poeta es un dios en su universo,
creando mundos con cada estrofa rebelde,
desafiando la gravedad del pensamiento,
celebrando el caos como la más alta forma de arte.

Los versos, liberados de su prisión estructural,
se elevan y caen en un éxtasis de libertad,
pintan horizontes insospechados y audaces,
donde las palabras fluyen como ríos de lava,
moldeando paisajes de emociones crudas.

En el corazón de este infierno ardiente,
donde la poesía renace en su forma más pura,
se forjan las almas de los valientes,
que viven y mueren por la palabra libre,
navegando en el sublime caos de la creación.

Cada poeta, una estrella en la constelación,
brilla con luz propia en el firmamento,
donde la oscuridad y la luz se entrelazan,
tejiendo el universo de la libertad,
digno de expresión, digno de eternidad.

Así, en el infierno de los poetas sin cadenas,
se celebra la anarquía del pensamiento,
donde cada verso es una llama viva,
cada estrofa, un universo en expansión,
y cada poema, una declaración de independencia.