Intercambio

Me ofrecieron un coito a bajo precio,
al precio casi del amor que entrega
sin pedir nada a cambio,
sino sólo el importe de la sangre.

Pero yo no tenía saldo en mis arterias
para cumplir los compromisos rojos,
la obligación de pago
que espera siempre el que se da sin tregua
al final de su ofrenda.

Como un océano en las nubes próximas
que ya le está pidiendo
-antes de que suceda la borrasca-
la remuneración mineral de los ríos,
las deudas a las cimas milenarias,
el trueque de caudal dulce y salado.

Mejor es la cuaresma de las fuentes
sin justificación de su sequía,
mejor es la quietud del arrecife
que intentar no cobrarse lo que es gratis
en el trueque desnudo de la mar
a la que su estatura le aventaja.

 

Que decir de un maestro de la palabra... a leer y a seguir aprendiendo de los buenos... :-D
gracias por concedernos sus aportes artisticos.

 

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Hay transacciones insoportables. De qué modo tan sutil y bello has descripto a una de ellas. Una ética y un estética necesarias surgen de estos versos tuyos, Aler.

Un Cariño.

 

Pues que yo sí me embarco en semejante deuda, aunque me embarguen y me vacíen completita de rojos y de sales. Que bien vale la pena la moratoria.