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Inventario de soledad para mi culpa

Tema en 'Poemas Generales' comenzado por Jorge Lemoine y Bosshardt, 13 de Diciembre de 2011. Respuestas: 27 | Visitas: 1347

  1. Jorge Lemoine y Bosshardt

    Jorge Lemoine y Bosshardt MAESTRO

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    Inventario de soledad para mi culpa
    [​IMG]
    Estas cosas se hacen siempre mal, porque son malas.

    ODAS Y ELEGÍAS

    CANTO PRIMERO

    PRIMERA PARTE




    I

    No quiero acarrear estos puñales
    suministrar alas heladas
    ni amputar sueños.
    Todos somos el derecho de todos
    mientras yo festejo nuevas anclas y brújulas nuevas
    tú vas por la casa recogiendo fotografías.
    Yo te quería tal vez
    tal vez te quiero todavía
    tal vez tantas cosas todavía.
    Tú estás lejos enhebrada por pasillos y trincheras
    por ventanas que la mañana moja
    con sábanas infinitas
    y yo estibo en mi garganta este árbol de clavos
    yo llevo tu muerte
    en mis manos que lloran y tiemblan
    porque querían ser golondrinas.
    Amiga
    vieja compañera
    mi amor no puede sucumbirte
    pero se me escapa del alma.
    Esta impotencia de redes
    esta agua que se adelgaza entre los hilos
    Cómo puedo morirte sin muerte?
    cómo puedo vivirte sin morir?
    Hay volcanes que tiran de mis ojos
    como toros empecinados
    hay timones que llueven sobre mi corazón.
    Yo te quería.
    Y hasta a veces me lamía sediento las heridas
    y vigilaba anhelante las espuelas
    de nuestras batallas.
    Recuerdo nuestra cama
    la última
    como un barco
    tal vez como una mesa sola en una casa sola
    recuerdo tu espalda
    tus ojos distantes
    tantas veces mi mirada naufragada
    mis huidos cuadernos
    mi fulgor de ceniza
    mi ronquera de rincones
    recuerdo una por una
    cada cosa.
    La geografía de mi memoria
    se echa a dormir en las bahías de tu cuerpo.
    Y yo no quiero dolerte
    yo no quiero las palabras del olvido
    esas que amordazan los antiguos poemas
    las que arrasan el amor con el nombre nuevo del amor.





    II

    Yo no quiero pisoteando borrar con pies desaforados
    aquellos caminos esenciales
    aquella amada piedra
    el árbol sospechoso
    el primer jardín de las distancias.
    Durante tanto fracasado milagro
    durante tanto extravío he querido quererte
    tal vez lo conseguía
    he querido juntar en un retablo amanecido
    los pedazos indescifrables de mi alma en ruinas.
    Y en ese inventario de turbias demoliciones
    de escombros de suicidios a los que llegué tarde
    tantas veces no encontraba mis pies o mi nombre
    o equivocaba el orden de mis dientes
    y ponía esa incriminada golondrina
    en el lugar sonoro de mi corazón.
    Estas páginas son siempre las sábanas del amor
    las de los pies fugaces de mi boca.
    Y en una ráfaga de agonizadas palomas
    veo aquel denodado poema
    la letra vegetal del amor que se hinchaba
    veo aquella estrella hecha de beso
    el muelle tanto pan y algo ventana de la espera
    en que nos dábamos la mano para tantear al hijo
    que venía
    y vena
    por tu cuerpo
    con su inmóvil galope de duraznos
    su naranja de terremoto
    sus manos que se han hecho pequeños barquitos de papel.
    Perdona que no ponga si lloro mientras escribo.
    El canto de la muerte es en silencio.
    Yo sé que a veces creías que por vertederos finales
    y cerrojos
    amainaban esas cartas y esos lejanos meses de lejanía
    y esas fotografías ocultas que te dolían silenciosas
    en algún cajón
    donde se guarecían monstruos
    y venenos
    y nombres prohibidos.
    Yo sé que a veces detrás de mis desnudos antifaces
    sentías gemir
    crujir
    jadear
    o suspirar los tallos que se iban despertando
    y que contabas con genital paciencia
    como las de aquellas plantas que eran casi flores
    las hojas nuevas que recuperaban mis pupilas.
    Yo sé de mis trincheras
    de mis uñas
    de mis agónicos recodos
    sé de algunas palabras
    que se escapaban como humedad o promesa
    de esas intrincadas olas del asalto sin besos
    de la espuma a veces solitaria
    de los arcos iris que no tenían suficiente cielo
    y de las otras playas extáticas a veces
    donde entre viejas resacas íbamos reconstruyendo
    con ansiosos dedos y clavos de saliva
    el barco de nuestro primer naufragio.
    Todo lo sé.
    Sé que las flores serán las de un desierto.
    Sé que te di una paloma herida que cuando trató de volar
    abrió su tajo en llamas y te mojó de sombras.
    Te dije que vinieras y te dije que no vinieras
    te regalé las llaves pero clavé la puerta.
    Qué puedo hacer.
    Cuál es el primer día del fracaso?
    cuál es el límite de la derrota?
    hasta cuándo se golpea
    hasta cuándo se uñas y muñones
    en este derrumbado túnel
    sin salir o morir?





    III

    No volvimos a preguntarnos por los anzuelos primeros
    por aquel zarpazo de nombres que entró o entré
    como una inundación en la casa de nosotros
    derrumbando sillas y mordiendo retratos.
    O mejor no volví a respondernos.
    Fui de nube o peor de humo
    anduve escabulléndome como un fusil
    con la promesa debatiéndose y la traición furtiva.





    IV

    Tu dolor me duele con páginas vacías
    con días que no supe que iban siendo despedidas
    tu dolor me sube como un candado y me muere
    me escupe la voz con flores de raza equivocada.
    Tu dolor soy delito y sacerdote del otoño.
    Pero hay caminos que estallan las anclas
    una marea de caminos
    una marea alta
    una noche de faros ululantes y tiniebla a gritos
    y yo zarpo como naciendo o muriendo
    y te arranco de cuajo la memoria.
    ¿Cómo pedirte perdón
    con qué palabras
    con qué caricias secarte la casa solitaria
    con qué besos enjuagarte los besos que no quedo
    con qué olvido no haber sido
    con qué recuerdo quedarme?
    En mí se trama una rosa de desiertos
    un nudo de ebriedades sin Dios ni horizonte.
    Tantas veces parto
    tantas veces apenas llego y apenas parto
    después de tanto apenas vuelto.
    Tantas veces mi hijo me ata la sombra
    con sus atroces juguetes
    y me fusila con su voz de colibríes
    con su voz pequeña de candentes precipicios.
    Tantas veces.
    Tantas y estas fotos con que me suicido de a poco.
    Este minucioso veneno
    qué puedo hacer
    cómo quedarme este espantoso equipaje de cuevas
    metido siempre hasta los ojos
    en mis cuadernos de pozos o trincheras.
    Yo quisiera llevarte la mañana
    un racimo cotidiano de canciones
    y esas rosas que hablaban rojamente
    como un pan de velas encendidas
    pero te llevo la ronquera de mis manos
    mi voz que tropieza
    y un espejismo de días sin bandera.
    Quise fundar mi memoria
    deponer mis lejanías
    redimir mis huellas
    rendir mis salados recovecos
    decirte un día
    después de tantos días
    que ya había vuelto
    darme cuenta de tu mesa congregada
    y apreté los dientes y cerré los puños
    y contuve el aliento de mi arreciante podredumbre
    pero te clavé de desertadas canciones
    te crucifiqué de desmentido herrumbre
    con altares disfrazados
    con cadalsos que tenían voz de sirena.
    Tal vez dos muertes no sea bastante
    mis pezuñas criminales devastarán cada cúpula sagrada
    cada almena depuesta
    cada arco de rosas que se te haya caído en la batalla.
    Y yo quedaré herido con tu espera
    con tus rosas de nuevo
    con tu traicionada primavera.
    Y yo quedo herido pero no me muero
    y mi herida es culpa
    y mi dolor tendrá sonrientes espejos
    cuando no quiera verme frente a frente
    con el cuchillo ensangrentado de luna
    y el poema ensangrentado de silencio
    cara a cara con el crimen.




    SEGUNDA PARTE




    V

    Un día en nosotros fueron todos los ovarios de la tierra
    telares de alba nos buscaban la lengua
    carcajadas de lava levantaban nuestro aliento
    desatados ríos acarreaban
    la primavera hasta mi cama sin cenizas.
    En el pan nos encontrábamos y en la campana
    y el aburrimiento no andaba socavando ni enmoheciendo.
    La rutina no lamía las cosas que sostenían el día.
    ¿Cómo decirte que ahora sí.
    Dame tu herida como una sonrisa
    para poner mi puñal como una rosa.
    Cómo puedo no terminar esta carta
    con aquella misma estrella
    cómo besar la frente de nuestro hijo
    yo cómplice de la noche
    polizón de la puerta.
    Cómo martillar su mirada desnuda
    con mi espalda turbulenta de nuncas?





    VI

    ¿Cómo cambiar tu nombre por el de una hermana
    cómo darte de beber estos andenes
    cómo asestarte este puñetazo de lágrimas
    cómo decirte estas equivocadas brújulas
    cómo pedirte que guardes
    los zapatos viejos de mi historia?
    No me voy de tus altares a otros templos
    mi boca no trasborda nombres
    mis sueños no se visten de nuevos lenguajes.
    Me he quedado sin Dios
    eso es todo.
    Ahora ya sé que no puedo construir a Dios con sólo rezos
    a pesar de que nunca tuve palabras suficientes
    ni manos apretadas suficientes
    o que ahora nunca las habría tenido.
    Pusiste en el teléfono tu voz
    como una ofrenda
    como una mansa llamarada de campanas.
    Yo les arranqué el domingo
    les amputé las alas
    te escupí la lengua con ronquera.
    Siempre el mismo labriego de flores venenosas
    de cosas con las que no se puede hacer pan.





    VII

    Ahora necesito quitarme la coraza
    ser mucho más víctima
    decirte que lloro
    ser menos culpable
    estar un poco loco
    tener olor a sonámbulo
    pasearme por nevadas cornisas
    abrir la boca para que entre
    alguna herida a raudales.
    De par en par el silencio
    para tener alguna lápida
    que llame a los que vendrán a perdonarme.
    Y sin embargo no comprendo el perdón.
    No sé siquiera si edifico en esta página
    un espejo
    si le escribo esta carta a mis insomnios
    a mi conciencia
    si quiero demorar la copa clandestina
    la azotea que se derrama sobre las sirenas
    los sueños desterrados.





    VIII

    No quisiera ser el turbio sacerdote
    la ritual cicatriz
    la canción que se condensa y lava.
    No quisiera ser mi absolución.
    Quiero bayonetas ladrándome
    jardines ladrándome
    arrojándome puñados de sequía
    conminatorios hermanos
    sin sillas para mi destierro
    un inventario de soledad para mi culpa.





    IX

    No soy un emigrante
    prófugo de la tierra
    gangrena planetaria.
    Pero antes de irrumpirte esta carta
    antes de estallarte la boca
    de hacharte los ojos
    y machacarte hasta la última ceniza
    quiero dejarte el mapa de mi cueva
    el itinerario de mi despavorido escondrijo
    para que si un día
    amaina mi crimen en tu carne
    y puedes enterrar también
    las cruces de tu cementerio
    vengas a mis costras sobrevivientes
    a encontrar al amigo que también fui
    nube
    que tampoco claridad
    que ni siquiera pañuelo.





    CANTO SEGUNDO


    TERCERA PARTE




    X

    He releído esta carta durante la que mi boca
    no tropezó
    ni acampó para secarse el sudor.
    Apenas alguna ventana del avión
    el tórax americano
    disminuido bajo la altura
    como una dentadura de piedra.
    Montañas desencadenadas
    cráneo
    mandíbula geográfica.
    No podía detenerme
    borbotones de lámparas envenenadas
    se me desmoronaban por dentro
    y caían al renglón amigo
    al silencio ordenado
    e inventariado en blanco.





    XI

    Hay en los hombres la misma
    fatigabilidad de la tierra.
    A veces se cambian las semillas
    a veces se amamanta el polvo
    con sus propios hijos
    como las gatas que se comen la placenta.
    Y a veces a pesar del sudor
    de las tempranas fatigas de las lluvias
    y las nobles semillas
    la primavera sopla en la flauta terrestre
    pero la canción de espigas no brota.
    Es entonces cuando el terreno está ronco.
    Los cardos andan recuperándome el alma.





    XII

    Con esto no digo
    que ninguna flor es cierta
    o que no podríamos poner
    los mismos cardos
    en un jarrón
    sobre la mesa.
    Digo que la arena me intenta
    que la piedra me interrumpe
    y la aridez logra mis vetas.
    No quiero los nombres
    cotidianos del amor
    para nombrar su muerte.
    Sería demasiado doloroso.
    Amiga
    yo tengo esta enfermedad de tinta
    y a veces la piel de mi alma
    se oculta debajo de mis costras
    se esconde en el agua de las ampollas
    bajo el pus enmascarado de las pústulas.
    Tú lo sabes
    has deletreado mi boca tantas veces.
    No puedo emprender este lanzazo
    sin disfrazarlo de paloma.





    XIII

    Voy de carta en carta
    de nombre en nombre
    de amigo en amigo
    de recuerdo en recuerdo
    palpando a tientas
    el óxido y el terciopelo.





    XIV

    Hablo a los amigos con que hablábamos
    lloro sobre nuestro cubrecama en mi memoria.
    Les sonrío a las macetas del balcón
    a través de la distante ventana.
    Estoy solo en esta culpa
    como un cáncer de carbón en una napa de oro.
    Y no sé mentir ni decir la verdad.
    No puedo quedarme ni partir.
    Lloro o sonrío
    le hablo al espejo
    al aire
    me miro la memoria al espejo
    me miro el crimen y el silencio al espejo
    me miro la vida y el futuro al espejo
    sonrío o lloro
    es la única imagen que recojo.





    XV

    Si pudiera haberte regalado muchas más flores
    flamantes puñados de canciones
    una camisa de besos para tus hombros
    donde hacía pie la tarde...
    Recuerdo cuántas veces volvíamos de la rabia
    con espuma de cuchillos en la boca
    salpicando gritos derretidos aún
    y de repente la espuma era de súbita flor
    los gritos eran súbitamente tules que volaban
    y deponíamos esa especie de odio indesterrable
    escondiéndolo bajo la alfombra
    detrás de algún párpado
    o entre las muelas junto al musgo del tiempo.
    Recuerdo cuántas veces
    estuve por escribir de nuevo
    la palabra amor
    y mi garganta se agachaba
    o se quebraba en el aire
    como un barrilete roto
    y te decía apenas una mirada esquiva
    un recodo en la boca.
    Nunca habré sabido dónde empezaba esta carta.
    Tal vez en algún descuidado ademán
    en un borbotón de murciélagos
    cuando vigilábamos mariposas o atajábamos
    guitarras con el pecho.
    No lo sé
    no lo sabré.
    La vida es un laberinto sin retroceso.
    La piel de la tierra era toda caminos.
    Tuvimos pies para éste.
    El destino era cualquiera
    y emprendimos esta memoria
    con lentitud de empecinados dientes.
    Y aquí estamos ahora.





    XVI

    No podés mirarme a los ojos.
    Te llamo para que lo hagas
    para que precipites tu última herramienta
    tu último anzuelo ávido.
    La vida no nos permite
    una vuelta de pista preliminar
    un recorrido estudioso.
    ¿Cuántos errores nos quedan-amos
    por nacer o morir?
    Yo no lo sé.





    XVII

    Ayudémonos a alguna paz cualquiera.
    Yo siento que llegamos
    a la cima de nuestras manos
    a la cúspide de nuestros almanaques.
    Aquí nuestro camino cae bifurcado.
    Nos queda un único cauce común
    la única vaina donde esconder esta ceniza
    nuestro hijo.
    Él es el guante que guarda
    nuestras manos juntas.
    Qué más puedo decirte?
    Es cuestión de decidir.
    Decidir quedarnos o decidir partir.
    Decidir durar o decidir decidir.
    Y yo tengo miedo de saber
    que ya he tomado mi rumbo
    que ya he echado a andar el viento
    que mis velas se hinchan y tiran
    y que el tiempo ya me da la nuca.
    Quiero un último tramo de espejismos
    para arrancarme si es preciso las manos
    buscando el agua en nuestra arena.
    Por eso quiero que vengas
    para que la tal vez última vez
    no haya pasado inadvertida.





    XVIII

    Caminar por un muelle como un ciego sin saberlo
    es un poco lo que no habría pasado
    no es justo resbalar.
    Debemos arrojarnos o permanecer de pie.
    No elijamos la cobardía del tropiezo.
    Ya tanto ha sido casualidad.
    Yo no quiero darle llaves al destino.
    Soy yo el jinete de mi vida
    timonel y fogonero.
    Subámonos a la locomotora aunque sea sangrando rieles
    pero mereciendo el rastro que dejamos
    aunque sea de escombros y gangrena.





    ÚLTIMA


    EPIFONEMA




    XIX

    ¿Cuándo empieza la certeza?




    XX

    Un interminable camino
    de certeza.





    ÍNDICE

    EXPOSICIÓN DE LOS PERÍODOS

    DIVISIONES


    Prótasis / I
    Epítasis / V
    Epígrafe y catástrofe / XIX



    Avisada estrella (guía en el trayecto): William Blake





    Cómo juntar lo que
    el dolor destruye.


    W. B.




    Jorge Lemoine y Bosshardt
    POETA DE ARGENTINA



     
    #1
    Última modificación: 13 de Diciembre de 2011
  2. Cisne

    Cisne Invitado


    Jorge
    el corazón se me encoge al leer estas letras
    en las cuales desnudas tu alma
    reconoces la culpa, te arrepientes
    caminas hacia atrás, rememoras, te juzgas,
    sabes, creo que el vernos claramente cuesta
    que muchas veces lo hacemos cuando ya todo esta perdido...
    Me ha gustado leerte....
    Te dejo mis estrellas y un abrazo
    Ana.
    Pd.- no puedo repuntear
    los versos subrayados son los que más me han llegado
     
    #2
  3. Jorge Lemoine y Bosshardt

    Jorge Lemoine y Bosshardt MAESTRO

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    Salió como salió, a la que te criaste, no sé computación.
     
    #3
  4. Jorge Lemoine y Bosshardt

    Jorge Lemoine y Bosshardt MAESTRO

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    No sé computación, no sé computación, hago lo que puedo, un desastre.
     
    #4
  5. prisionero inocente

    prisionero inocente Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Interesantes versos, llenos de preguntas existenciales, de dudas, de certezas, de metáforas que expresan lo que no pueden diluir los pensamientos. He quedado un buen rato leyéndolos, y estoy pensando en la mujer que pudo haber escuchado todo esto en una sola noche....si es que la hay, y si su corazón antes era de piedra, después ha quedado de arena mojada de tus lagrimas y sudor....Te voy a dejar reputación y abrazos.
     
    #5
  6. Jorge Lemoine y Bosshardt

    Jorge Lemoine y Bosshardt MAESTRO

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    No sé qué pasa, cambio de ordenador y está perfecto, me tenés bloqueada mi computadora Julia.
     
    #6
    A MARLEN RH y (miembro eliminado) les gusta esto.
  7. Capasa

    Capasa Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Jorge después de leer tu gran poema, necesito silencio para escucharlo en mi mente, tantas preguntas y tantas respuestas encierras en el, llenaste de metáforas una vida y sobrecogida solo atino a decirte gracias por compartir tu poema Un abrazo Carmen
     
    #7
  8. Jorge Lemoine y Bosshardt

    Jorge Lemoine y Bosshardt MAESTRO

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    Me equivoqué con el poema, lo hice mal, tanto que le gustaba a Julita, perdón.
     
    #8
  9. Jorge Lemoine y Bosshardt

    Jorge Lemoine y Bosshardt MAESTRO

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    Cisne, querida amiga mía de mi corazón, gracias amiga querida, muchas gracias.
     
    #9
  10. alicia Pérez Hernández

    alicia Pérez Hernández Poeta que no puede vivir sin el portal

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    #10
  11. Jorge Lemoine y Bosshardt

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    Los grandes versos que tanto le gustaban a Julia, me salieron mal.
     
    #11
  12. Jorge Lemoine y Bosshardt

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    Vicente querido de mi vida, gracias hermano mío de mi corazón, muchas gracias compañero.
     
    #12
  13. Jorge Lemoine y Bosshardt

    Jorge Lemoine y Bosshardt MAESTRO

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    Prisionero, amigo leal, querido amigo mío, querido Prisionero amigo mío, gracias hermano, muchas gracias.
     
    #13
  14. Jorge Lemoine y Bosshardt

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    Capasa, la gran amiga admirada, gracias Capasa, gracias amiga querida, muchas gracias.
     
    #14
  15. Jorge Lemoine y Bosshardt

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    Alicia, gracias Alicia mía querida de mi corazón, gracias buena amiga generosa, muchas gracias.
     
    #15
  16. Sandry

    Sandry La esencia del amor

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    Wow!! que puedo decir a semejante obra?.., donde el dolor es el autor,
    la melancolía la primera protagonista y la nostalgia la victima.....
    Tu obra a provocado una lluvia en mi. Preciosa obra llena de melancolía y nostalgia.
    Un abrazo y estrellas desde mi bella tierra.
     
    #16
  17. Jorge Lemoine y Bosshardt

    Jorge Lemoine y Bosshardt MAESTRO

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    Elizabeth, gracias mujer hermosa del hermoso nombre, gracias querida, querida amiga, amiga querida, generosa, muchas gracias.
     
    #17
  18. cubanisimo

    cubanisimo Poeta fiel al portal

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    Jorge, creo que somos dos puntos distantes en la poesía....Tú eres extenso y profundo, yo breve y sencillo....Tienes mi humilde felicitación desde Cuba.
     
    #18
    Última modificación: 9 de Junio de 2012
  19. Lourdes C

    Lourdes C POETISA DEL AMOR

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    Bello y profundo poema
    nos deja. Ha sido grato leerlo.
    Saludos cordiales.
     
    #19
  20. Jorge Lemoine y Bosshardt

    Jorge Lemoine y Bosshardt MAESTRO

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    Sandry, amiga mía querida de mi corazón, compañera generosa, gracias amiga querida, muchas gracias.
     
    #20
  21. jorgeluis

    jorgeluis Poeta fiel al portal

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    Bello poema con un gran repaso de sentimientos, un placer haber pasado por estas letras
     
    #21
  22. Lôren

    Lôren Poeta fiel al portal

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    Un poema maravilloso, palabras en carne viva supurando de un alma que se desnuda en cada linea. Un placer de lectura, muy bueno. Saludos
     
    #22
  23. Lourdes C

    Lourdes C POETISA DEL AMOR

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    Bellas linea nos comparte. Ha sido muy grato leerle.
    Saludos cordiales. Escribe usted muy bien.
     
    #23
  24. Jorge Lemoine y Bosshardt

    Jorge Lemoine y Bosshardt MAESTRO

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    Prisionero, amigo mío querido de mi corazón, compañero generoso, gracias amigo querido, muchas gracias.
     
    #24
  25. Nancysant

    Nancysant Poeta que no puede vivir sin el portal

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    Este poema es para volver, así que comento el I que es somplemente espectacular, divina poesía del alma, otro abrazo poeta.
     
    #25
  26. MARLEN RH

    MARLEN RH Invitado

    Suena cruel hacer una lista de todas aquellas circunstancias que por x, y, motivos nos ponen a actuar de forma inesperada, siempre vamos a llevar una bolsa enorme a nuestras espaldas con nuestras culpas, incluso llevando las de otros/...así es esta vida..de altos y bajos, es desastroso además para el corazón uno herirlo tanto, porque entonces jamás seríamos un poco dichosos... hola señor Jorge un abrazo, me ha gustado leer estas significativas lineas, sludos
     
    #26
    Última modificación por un moderador: 15 de Septiembre de 2014
  27. dulcinista

    dulcinista Poeta veterano en el Portal

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    MAESTRO JORGE, sublime, divino, excelente, soberbio.
     
    #27
  28. Paloma Martin

    Paloma Martin Invitado

    Es tan intenso que pude respirar recién en el último verso. Eso es poesía, llevar al lector por el recorrido de las emociones sin tregua. Excelente!
    Cariños:
    Paloma.
     
    #28

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