Invernal amor

En estos oscuros días, sin poder ver con claridad por tanta penumbra, mis pasos presurosos toman cualquier sentido.
Los caminos desaparecen tras de mi con cada paso que doy, llegan con fuerza infinidad de pensamientos, pero mis esperanzas se pierden a medida que se estrecha cada sendero recorrido. La verdad esquiva se disimula vividamente y se transfigura en mezquina realidad, llena siempre de cruel incertidumbre. Risa luego del dolor, dolor después de la risa, y luego, ni rastro de lo ni de lo otro. Implorando una hermosa reacción he de mirar sus ojos, pero huye sin decir porque, no se si por temor o por ausencia del mismo, tampoco se si su indiferencia llenaría mis vacíos espacios, tan vacíos como la punta de sus látigos y lanzas. Insistir solo me lleva al tormento, solo es hasta ahora eso, un recorrido tormentoso rumbo a sus frías respuestas, a su gélido accionar.
Lanzaré mis palabras al viento por enésima vez, al espacio abierto de sus sentidos, siempre tan abiertos, que se ven diminutas allí mis letras y sus ecos, ecos que solo producen silencio, eso lo escucha con atención. Le digo: ¡libérame! del dolor de tu ausente amor, ¡de tus dolorosas caricias anheladas!, ¡de tu gélida mirada!, ¡de tu distante compañía!, en vano la voz de auxilio. He profanado el túnel de hielo en numerosos lustros, cruzándolo contra el viento, sin importar que se congelasen mis huesos, logré la hazaña solo para morir frente al mas grande de todos iceberg. Su corazón!
Mi alma Levanta a mi cuerpo, imagen recurrente, dicotomía del aparente batallar, innato, instintivo para el soldado único, quijotesco, fantasmal.
Es la excusa perfecta, la hoja seca para el viento tenue, como el amor, que fragilizado por el tiempo, encuentra en el desvanecimiento el camino mas corto a la muerte, la hoja seca que cae, comienza un camino distinto en poética retirada.
El amor que se desvanece, primero se transfigura en hoguera medieval que espera por el veredicto inquisitivo que lo hará cenizas, igual el viento tenue arrastrará sus vestigios.
Tal vez soy tan culpable como el olvido, tan culpable como la traición, como el engaño o la mentira, familiares todas de la desidia intelectual que me esclavizó sin aviso.
Se que no es cobardía, mas si, la ignorancia simple, aquella que habita en la mente frágil de quien prefiere los caminos mas cortos, los que existen de espalda de lo humano, esencial y puro. El mas niño de todos los comportamientos, el que se atreve a entrelazar todos los sentidos, quedó atrapado en medio de una realidad que aunque furtiva, fungió como espada filosa en contra nuestra desde la primera frase.
No quiero enlazar los pensamientos, pero, tampoco podría si lo quisiera, mi mente me castiga en intervalos muy cortos dejando regados los restos ilegibles de mi dolor. Nadie sabrá nunca quien ensucio el camino o de donde vienen esas migajas ruidosas.
No tengo ya fuerzas ni para arrastrar los escombros, así que irremediablemente esta historia se extinguirá, como el perfume de las rosas en la tormenta invernal.
Ninguno de sus sentidos apuntó en esta dirección. He perfumado mis palabras y aderezado mis frases y aun cuando comió nunca se deleito. Insípida reacción.
Cerró la ventana justo cuando la brisa fresca pasaba, pero aun así puse mi cara contra el vidrio y el agua tibia que se precipitó por mis mejillas, calentó con fuerza esta dolorosa pasión...
Tanto azotamos los lazos, que se rompieron, los nudos estaban flojos, tal vez nunca hubo lazos, nunca hubo nudos. Es tan frágil el tiempo, que aun siendo tanto, no sustenta nada, no soporta nada.
Ya la muerte no cambiará nada, el tiempo no se detendrá ante la muerte, solo evocaciones inspiradas en cicatrices, solo evocaciones. Estaré destinado a mirarte desde el otro lado, aun cuando nada se interpone, nada nos separa. Pero, aun cuando nada nos une, también estoy destinado a sentirte cerca, tan cerca que duele.

 

Choripan
y duelen las letras que cuentan la historia del amor que parece volverse tan frágil, romperse y que desata lazos y deja a su paso una estela de dolor que nos acompaña para siempre.
Un placer pasar por tus letras
Mis estrellas y un abrazo
Ana

 

Duele cuando ese amor no es correspondido y nos rompe el alma.Una prosa bien narrada desde principio a fin.ABRAZOS

 

Una prosa llena de interrogantes donde las respuestas duelen, si son indiferencia, cercana lejania o lejana cercanía... un placer leerte, un abrazo hasta tu orilla!