Itinerarios-.

Ya todos han hecho camino. Han emprendido sus itinerarios por la dehesa de la vida. Han cobijado en sus humildes zurrones, ilusiones diversas y taxativas esperanzas, llenos de un entusiasmo diferente. Han tomado un sendero u otro, eso no importa. La vida les llevará lejos o menos lejos, más cerca, quizás, aunque obtendrán sin duda, algunos, algún tipo de recompensa. Sea espiritual o económica. Después de tomar un breve desayuno en alguna pensión de mala alcurnia, habrán dilapidado sus primeros y exiguos sueldos en alguna máquina de las del bar. Memorizarán las fechas del comienzo de sus viajes e iniciarán una larga marcha a través de diferentes desiertos, la vida no es fácil. Entre tanto, sus padres, y sus familias, colgarán sobre ellos, medallas que no conquistaron a base de esfuerzo, quizás con el objetivo de conseguir un puesto en la administración. Las primeras veces tropezarán inevitablemente con alguien que pretende sustraerles su preciado tesoro, que va envuelto en capas de camisetas forzosamente destinadas a albergar semejantes dineros, en el interior de una cazadora de invierno. El verano se hará más caluroso, allí, protesta alguno de sus familiares. No será para tanto, alega el interpelado. No, no será para tanto, fluyen los pensamientos dentro de la cabeza del que contesta. Preferirían haber salido en una estación menos dificultosa como lo es el invierno, en un pequeño pueblo, pero se habrían precipitado. La temporada de recolección de la fruta y de la hortaliza en la periferia de las ciudades, empieza alrededor de mayo. Ahí tienen puestas todas sus ilusiones. Trabajar de temporeros, no es mal comienzo. Les dará para tirar los meses duros de verano donde, seguramente, no habrá tanto trabajo para ellos, que acaban de comenzar.