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Jaime Sabines

Tema en 'Biblioteca de Poetas consagrados en verso libre' comenzado por Francisco Lechuga Mejia, 15 de Mayo de 2013. Respuestas: 3 | Visitas: 1911

  1. Francisco Lechuga Mejia

    Francisco Lechuga Mejia Poeta que no puede vivir sin el portal

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    Jaime Sabines

    Poeta mexicano nacido en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México; el 25 de marzo de 1926. Hijo de un libanés emigrado. Vivió alternativamente ahí y en la ciudad de México. Estudió medicina, pero abandonó estos estudios, posteriormente estudió letras en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde se licenció en Lengua y Literatura Española. En su juventud participó en programas de radio. Fue poeta calificado como uno de los más importantes del país en el siglo XX, falleció el 19 de marzo de 1999 en México, Distrito Federal, víctima de un cáncer a la edad de 72 años. Sus poemas son viajes al fondo oscuro de las emociones, siempre con fuerza y siempre desgarradores. De su interior sacó poemas toscos y abruptos. A veces acertó y a veces no, pero cuando lo logró, sus poemas, hablan del amor o de la muerte del padre, tienen una fuerza y una tenacidad en donde el ritmo del lenguaje y la potencia de las expresiones dejan sin aliento al lector, seguro de haber tocado una verdad. Fue Premio Villaurrutia en 1973 y Premio Nacional de Literatura en 1983. Sus libros son Horal (1950), La señal (1951), Adán y Eva (1952), Tarumba(1956), Yuria (1967), Maltiempo (1972), Algo sobre la muerte del Mayor Sabines (1973) y Uno es el hombre (1990).

    http://www.los-poetas.com/f/biosabi.htm



    LOS AMOROSOS

    Los amorosos callan.
    El amor es el silencio más fino,
    el más tembloroso, el más insoportable.
    Los amorosos buscan,
    los amorosos son los que abandonan,
    son los que cambian, los que olvidan.
    su corazón les dice que nunca han de encontrar,
    no encuentran, buscan.

    Los amorosos andan como locos
    porque están solos, solos, solos,
    entregándose, dándose a cada rato,
    llorando porque no salvan al amor.
    Les preocupa el amor. Los amorosos
    viven al día, no pueden hacer más, no saben.
    Siempre se están yendo,
    siempre, hacia alguna parte.
    Esperan,
    no esperan nada, pero esperan.
    Saben que nunca han de encontrar.
    El amor es la prórroga perpetua,
    siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
    Los amorosos son los insaciables,
    los que siempre -¡que bueno!- han de estar solos.

    Los amorosos son la hidra del cuento.
    Tienen serpientes en lugar de brazos.
    las venas del cuello se les hinchan
    también como serpientes para asfixiarlos.
    Los amorosos no pueden dormir
    porque si se duermen se los comen los gusanos.

    En la obscuridad abren los ojos
    y les cae en ellos el espanto.

    Encuentran alacranes bajo la sábana
    y su cama flota como sobre un lago.

    Los amorosos son locos, sólo locos,
    sin Dios y sin diablo.

    Los amorosos salen de sus cuevas
    temblorosos, hambrientos,
    a cazar fantasmas.
    Se ríen de las gentes que lo saben todo,
    de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
    de las que creen en el amor como en una lámpara de
    inagotable aceite.

    Los amorosos juegan a coger el agua,
    a tatuar el humo, a no irse.
    Juegan el largo, el triste juego del amor.
    Nadie ha de resignarse.
    Dicen que nadie ha de resignarse.
    Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.

    Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
    la muerte les fermenta detrás de los ojos,
    y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
    en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.

    Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
    a mujeres que duermen con la mano en el sexo,
    complacidas,
    a arroyos de agua tierna y a cocinas.
    Los amorosos se ponen a cantar entre labios
    una canción no aprendida.
    Y se van llorando, llorando
    la hermosa vida.

    YO NO LO SÉ DE CIERTO...

    Yo no lo sé de cierto, pero supongo
    que una mujer y un hombre
    algún día se quieren,
    se van quedando solos poco a poco,
    algo en su corazón les dice que están solos,
    solos sobre la tierra se penetran,
    se van matando el uno al otro.

    Todo se hace en silencio. Como
    se hace la luz dentro del ojo.
    El amor une cuerpos.
    En silencio se van llenando el uno al otro.

    Cualquier día despiertan, sobre brazos;
    piensan entonces que lo saben todo.
    Se ven desnudos y lo saben todo.

    (Yo no lo sé de cierto. Lo supongo.)


    Tía Chofi

    Amanecí triste el día de tu muerte, tía Chofi,
    pero esa tarde me fui al cine e hice el amor.
    Yo no sabía que a cien leguas de aquí estabas muerta
    con tus setenta años de virgen definitiva,
    tendida sobre un catre, estúpidamente muerta.
    Hiciste bien en morirte, tía Chofi,
    porque no hacías nada, porque nadie te hacía caso,
    porque desde que murió abuelita, a quien te consagraste,
    ya no tenías qué hacer y a leguas se miraba
    que querías morirte y te aguantabas.
    ¡Hiciste bien!
    Yo no quiero elogiarte como acostumbran los arrepentidos,
    porque te quise a tu hora, en el lugar preciso,
    y harto sé lo que fuiste, tan corriente, tan simple,
    pero me he puesto a llorar como una niña porque te moriste.
    ¡Te siento tan desamparada,
    tan sola, sin nadie que te ayude a pasar la esquina,
    sin quien te dé un pan!
    Me aflige pensar que estás bajo la tierra
    tan fría de Berriozábal,
    sola, sola, terriblemente sola,
    como para morirse llorando.
    Ya sé que es tonto eso, que estás muerta,
    que más vale callar,
    ¿pero qué quieres que haga
    si me conmueves más que el presentimiento de tu muerte?

    Ah, jorobada, tía Chofi,
    me gustaría que cantaras
    o que contaras el cuento de tus enamorados.
    Los campesinos que te enterraron sólo tenían
    tragos y cigarros,
    y yo no tengo más.
    Ha de haberse hecho el cielo ahora con tu muerte,
    y un Dios justo y benigno ha de haberte escogido.
    Nunca ha sido tan real eso en lo que tu creíste.
    Tan miserable fuiste que te pasaste dando tu vida
    a todos. Pedías para dar, desvalida.
    Y no tenías el gesto agrio de las solteronas
    porque tu virginidad fue como una preñez de muchos hijos.
    En el medio justo de dos o tres ideas que llenaron tu vida
    te repetías incansablemente
    y eras la misma cosa siempre.
    Fácil, como las flores del campo
    con que las vecinas regaron tu ataúd,
    nunca has estado tan bien como en ese abandono de la muerte.

    Sofía, virgen, antigua, consagrada,
    debieron enterrarte de blanco
    en tus nupcias definitivas.
    Tú que no conociste caricia de hombre
    y que desjaste que llegaran a tu rostro arrugas antes que besos,
    tú, casta, limpia, sellada,
    debiste llevar azahares tu último día.
    Exijo que los ángeles te tomen
    y te conduzcan a la morada de los limpios.
    Sofía virgen, vaso transparente, cáliz,
    que la muerte recoja tu cabeza blandamente
    y que cierre tus ojos con cuidados de madre
    mientras entona cantos interminables.
    Vas a ser olvidada de todos
    como los lirios del campo,
    como las estrellas solitarias;
    pero en las mañanas, en la respiración del buey,
    en el temblor de las plantas,
    en la mansedumbre de los arroyos,
    en la nostalgia de las ciudades,
    serás como la niebla intocable, hálito de Dios que despierta.

    Sofía virgen, desposada en un cementerio de provincia,
    con una cruz pequeña sobre tu tierra,
    estás bien allí, bajo los pájaros del monte,
    y bajo la yerba, que te hace una cortina para mirar al mundo.


    Horal

    El mar se mide por olas,
    el cielo por alas,
    nosotros por lágrimas.

    El aire descansa en las hojas,
    el agua en los ojos,
    nosotros en nada.

    Parece que hay sales y soles,
    nosotros y nada...
     
    #1
  2. ojicafes

    ojicafes Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Hola , gracias por compartir la vida y parte de la obra de Jaime Sabines, uno de los más grandes poetas latinoamericanos, en particular me gusta mucho su poesía, tengo el libro Recuento de poemas, aparte hice el dueto con el último poema que pusiste, el de Horal, abrazos.
     
    #2
  3. Sheyla

    Sheyla Poeta que considera el portal su segunda casa

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    hermoso poemas has compartido, ese de amorosos es bellísimo.

    gracias por traerlo.

    [video=youtube;YMU1RKzt9cw]http://www.youtube.com/watch?v=YMU1RKzt9cw[/video]
     
    #3
    Última modificación: 15 de Mayo de 2013
  4. MP

    MP Tempus fugit Miembro del Equipo ADMINISTRADORA

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    Mujer
    El de Tía Chofi también hay que escucharlo, tú me lo enseñaste y lloré con él.

    [video=youtube;ifnnul-Zyn8]http://www.youtube.com/watch?v=ifnnul-Zyn8[/video]
     
    #4

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