Jamas volví a nacer

en el oscuro desconcierto
que se ha vuelto mi vida
ya no encuentro aliento
para mi alma herida

en lo enfermizo de mis miedos
de mis dudas sin sentido
se perdieron mis anhelos
yo me fui por otro camino

estoy peor que en el inicio
he perdido hasta el placer
he caído al precipicio
y jamas volví a nacer

solo miro mis errores
la estupidez que he sido y soy
de ahí nacen mis temores
y la soledad en la que estoy

en este alcohol desabrido
en el humo de mi cigarro
me oculto dolorido
y lentamente me desgarro

quisiera decir que nada importa
que todo me da igual
pero mi vida se acorta
y yo me sigo haciendo mal

sigo dañando a quien quiero
sigo queriendo cambiar
sigo negándome el cielo
al no poderme aceptar​

 

Continúo acá. Una parte del proceso es romper el espejo, el salto del loco al vacío, el de Castaneda. Compáralo con la 2a tentación de Cristo. Es necesario el salto por supuesto, pero no por motivos insulsos. Romper el espejo significa saltar, sin más, y según el corazón de cada quien, aterrizar salvo o como le pasó por cierto a Néstor en "Relatos de Poder", quedarse rebotando de visión en visión, no le pasó eso por que fuera malo, sino por su exceso de dudas. No temas, antenoche tuve miedo, pero hoy no. Hay algo ya conmigo y no me apena ni me ufana decirlo, porque te lo digo a ti y si alguien lo sabe es ese algo.

 

Bello, bello, conmovedor, hermoso, muy bonito.

 

a romper ese espejo pues, ya me canse de llevarlo a cuestas. muchas gracias por comentar