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José Watanabe (1946)

Tema en 'Poetas famosos, recomendaciones de poemarios' comenzado por DeVoRoUx, 14 de Septiembre de 2006. Respuestas: 0 | Visitas: 1515

  1. DeVoRoUx

    DeVoRoUx Poeta veterano y reconocido en el portal.

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    Hombre
    ANTOLOGÍA

    POEMA TRÁGICO CON DUDOSOS LOGROS CÓMICOS

    Mi familia no tiene médico
    ni sacerdote ni visitas
    y todos se tienden en la playa
    saludables bajo el sol del verano.

    Algunas yerbas nos curan los males del estómago
    y la religión sólo entra con las campanas alborotando los
    canarios.

    Aquí todos se han muerto con una modestia conmovedora,
    mi padre, por ejemplo, el lamentable Prometeo
    silenciosamente picado por el cáncer más bravo que las
    águilas.

    Ahora nosotros
    ninguno doctor o notable
    en el corazón de modestas tribus,
    la tribu de los relojeros
    la más triste de los empleados públicos
    la de los taxistas
    la de los dueños de fonda
    de vez en cuando nos ponemos trágicos y nos preguntamos
    por la muerte.

    Pero hoy estamos aquí escuchando el murmullo de la mar
    que es el morir.

    Y este murmullo nos reconcilia con el otro murmullo del río
    por cuya ribera anduvimos matando sapos sin misericordia,
    reventándolos con un palo sobre las piedras del río tan
    metafórico
    que da risa.

    Y nadie había en la ribera contemplando nuestras vidas hace
    años
    sino solamente nosotros
    los que ahora descansamos colorados bajo el verano
    como esperando el vuelo del garrote
    sobre nuestra barriga
    sobre nuestra cabeza
    nada notable
    nada notable.

    (De Albúm de familia, 1971)



    LA MANTIS RELIGIOSA

    Mi mirada cansada retrocedió desde el bosque azulado por el sol
    hasta la mantis religiosa que permanecía inmóvil a 50 cm. de
    mis ojos.
    Yo estaba tendido sobre las piedras calientes de la orilla del
    Chanchamayo
    y ella seguía allí, inclinada, las manos contritas,
    confiando excesivamente en su imitación de ramita o palito seco.

    Quise atraparla, demostrarle que un ojo siempre nos descubre,
    pero se desintegró entre mis dedos como una fina y quebradiza
    cáscara.

    Una enciclopedia casual me explica ahora que yo había destruido
    a un macho
    vacío.
    La enciclopedia refiere sin asombro que la historia fue así:
    el macho, en su pequeña piedra, cantando y meneándose, llamando
    hembra
    y la hembra ya estaba aparecida a su lado,
    acaso demasiado presta
    Y dispuesta.

    Duradero es el coito de las mantis.
    En el beso
    ella desliza una larga lengua tubular hasta el estómago de él
    y por la lengua le gotea una saliva cáustica, un ácido,
    que va licuándole los órganos
    y el tejido del más distante vericueto interno, mientras le hace gozo,
    y mientras le hace gozo la lengua lo absorbe, repasando
    la extrema gota de sustancia del pie o del seso, y el macho
    se continúa así de la suprema esquizofrenia de la cópula
    a la muerte.
    Y ya viéndolo cáscara, ella vuela, su lengua otra vez lengüita.

    Las enciclopedias no conjeturan. Ésta tampoco supone qué última palabra
    queda fijada para siempre en la boca abierta y muerta
    del macho.
    Nosotros no debemos negar la posibilidad de una palabra
    de agradecimiento.

    (De El huso de la palabra)



    SALA DE DISECCIÓN

    Un cadáver puede provocar una filosofía del ensimismamiento,
    sin embargo los estudiantes admirablemente
    estaban entusiasmados con su muerto,
    lo rodeaban
    y discutían con fervor la anatomía de ese cuerpo de piel coriácea.
    Yo aprendía otra lección:
    la vida y la muerte no se meditan en una mesa de disección.
    Los estudiantes me previnieron
    que iban a extraer el cerebro. Permanecí con ellos:
    a veces soporto lo siniestro sin perturbarme demasiado.
    No hay sofisticación instrumental para retirar un cerebro,
    una modesta sierra de carpintero
    cortó el cráneo a la altura de las sienes,
    luego sumergieron el órgano mítico en un frasco lleno de formol.

    Yo me dedique a observarlo, solo, en otra mesa
    mientras los estudiantes seguían cotejando su denso libro con el
    muerto.
    Sorpresivamente
    una bruja brillante brotó del interior del cerebro
    como un mensaje venido de la otra margen,
    y no había boca que lo pronunciaría.
    No había boca.
    La burbuja, muda, se deshizo en ese aire levemente podrido.

    (De El huso de la palabra)



    POEMA DEL INOCENTE

    Bien voluntarioso es el sol
    en los arenales de Chicama.
    Anuda, pues, las cuatro puntas del pañuelo sobre tu cabeza
    y anda tras la lagartija inútil
    entre esos árboles ya muertos por la sollama.
    De delicadezas, la del sol la más cruel
    que consume árboles y lagartijas respetando su cáscara.
    Fija en tu memoria esa enseñanza del paisaje,
    y esta otra:
    de cuando acercaste al árbol reseco un fosforito trivial
    y ardió demasiado súbito y desmedido
    como si fuera de pólvora.
    No te culpes, quien iba a calcular tamaño estropicio!
    Y acepta: el fuego ya estaba allí,
    tenso y contenido bajo la corteza,
    esperando tu gesto trivial, tu mataperrada.
    Recuerda, pues, ese repentino estrago (su intraducible belleza)
    sin arrepentimientos
    porque fuiste tú, pero tampoco.
    Así
    en todo.

    (De El huso de la palabra)
     
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