Juan Pablo II

Cuan intenso fue tu silencio, que mi corazón rompió su disfraz y desde mi alma brotaron lágrimas claras, que lavaron con sumisión mis pecados de omisión.

Tu recuerdo atesoro en el cofre de mis experiencias con el mayor sigilo que me brindan mis vivencias.

Tu rostro gentil no daba cuenta de tu cuerpo senil; y en tu voz escuchaba la fuerza de tu espíritu indomable y en tu mirada veía la humildad de tu alma inviolable.

¡Mensajero de la vida! te vitoreaban,
¡Juan Pablo! te proclamaban.

Fuiste profeta del amor y heraldo del no temor.

Erigiste en mí el anhelo de la esperanza,
cuando empezaba a perder la confianza.

Hoy que ya no estás más conmigo,
siento tu ausencia como la de un amigo.

…Y el consuelo que tiene mi corazón,
es que intercedes por mí ante la divina razón.

 

Muy espiritual y bello tu poema, te felicito.

Un beso.

 

Gracias por tus comentarios, estimada Roxy, me honras