julieta inmortal

Gritas su nombre,
demandas su presencia,
no querías que el se haga daño.

Lloras,
te caes,
te cortas.

¿Sabías que las pastillas no curan nada?

Quieres que el vacío
se lleve tu dolor;
pero una vez más
nadie lo permite.

Ruegas que te suelten,
que permitan que los ojos se cierren;
ponemos palillos en los párpados
y tubos en la boca.

Aún escuchamos tus gritos
a través de la pared.
Rezamos a cualquier dios que exista
que te deje un poco más…
rezamos tiempo,
lloramos tiempo,
pedimos tiempo.

Mientras tú,
tratas de extinguirlo.

Sólo no querías que él se haga daño…
Él no iba a hacerlo,
si tú no lo hacías primero.

No grites más.

Ven,
déjame secar tus lágrimas;
todo va a estar bien ahora.

No tienes que pedir perdón,
ni jurar que no va a repetirse,
todos sabemos que no es verdad…

Y volveremos a armarte nuevamente,
a deshacer los nudos,
y a eliminar las pastillas.

No querías que él se haga daño…
¿Y por eso te hiciste tú?