Justicia poética

La violencia late en el fondo del camino
debajo de cada casa tranquila hay un cadáver neonato
chillando y asustando con su cara descompuesta a las ratas aventuradas

el olvido es peligroso
sus enredaderas se extienden por las mentes y las hacen suyas
haciendo ignorable el fuego ignorado
que se hace a sus anchas con las almas de los hombres
y sí, la guerra puede volver en cualquier segundo
haz un mal gesto, pon una sonrisa de doble sentido
y caeran sobre ti 6 bombas atómicas y cinco kamikazes
porque ¿de que sirve las ciudades de los muertos
si no para apartar la memoria de la metrópolis?
allí los que aún recuerdan lloran desconsolados
al pie de la estatua del angel caído
y las brujas practican su aquelarre una y otra vez
siempre recomenzado
siempre útil

porque nadie está a salvo nunca
de ver a sus hijos morir
de ser arrancado y violado
de morir en trincheras bajo el barro
y de hundirse en el lodo con una escopeta bajo el brazo
mientras el olvido ríe como un loco
como un niño divertido con su ultima pillería
y los hermanos se clavan puñales
y se arrancan las pollas a mordiscos

no, no es agradable, desde luego nada lo es
pero ¿que le dirás tu a las viúdas
y a los niños sin futuro bajo las ruinas
de esta gran mierda que nosotros llamamos paz?
no hay imagenes ni metáforas capaces
hay que ser cauto con la poesía
a veces, solo puede servir ver estallar
con tus propios ojos el mundo
y lamentarse

porque la humanidad
es un funambulista demasiado torpe
y la línea que lo sostiene sobre la nada
es demasiado delgada, demasiado débil