La alarma

la alarma de un auto sonò toda la noche
en la cuadra de mi casa
mientras llovìa:
no pude apreciar en toda su magnitud
la canciòn de la lluvia:
toda la noche sonò la alarma
impidiendo dormir a toda la vecindad
en dos cuadras a la redonda
aproximadamente
desde medianoche hasta las 7 de la matina

safè escuchando toda la noche
radio blackie
(cuyo nombre es, seguramente,
en honor a una ilustre cantante y conductora de radio y televisiòn)
especializada en jazz y blues:
la bella mùsica tapaba la alarma del auto
que parecìa un gran telèfono descompuesto
con sus sonidos guturales
como si no se tratara de la bocina de un auto
sino de una especie de tortura psicològica
a la que las nuevas tecnologìas
nos tienen acostumbrados

por la tarde, rompieron el vidrio del auto en represalia
y el joven dueño ràpidamente apareciò
bañado en làgrimas
como si fuera un niño
a quien, de pronto, desconocidos han roto su juguete

cada tanto sonaban gritos desacompasados
gritos de venganza y odio
incluso aparecieron dos agentes policìacos
indagando la existencia de alguna càmara
que delatara adecuada y correctamente
al anònimo rompedor de vidrios
(el dueño del auto gritaba, obligadamente desconsolado:
nadie lo vio? NADIE LO VIO???!!!)

por la tarde continuè escuchando jazz y blues
con el volumen no muy alto
por las dudas