La alegría se improvisa.

Puesto de mercado mexicano del siglo XVIII.

Andaba yo buscando inspiración
leía tus sonetos de uno en uno
a veces parecías un gran tuno
hablando de muchachas, ¡que intención!

Tú encuentras en las calles la alegría
vas llenando con ella tu canasta
tal vez dará sabor a alguna pasta
que cocine en domingo, señoría.

Yo aprovecho escribiendo algunos versos
que tengan buen sabor y me alimenten
que me pongan alegre y me contenten.

Que vuelvan mis dolores en inversos
que contengan pasión y mucha risa.
Al leerte, alegría se improvisa.​

 

Aunque leer abarca un gran espectro no debería perder su carácter de sanación. Un beso, Luciana.

 

Bueno, hay de lecturas a lecturas. Hay que saber elegir. Leer sonetos a mí me hace mucho bien, unos más que otros. Los tuyos me encantan. Gracias por tu amable comentario. Un beso.