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La bajada del calvario de Marcos Rafael Blanco Belmonte (Declamado por Tintero creativo)

Tema en 'Biblioteca de Poetas consagrados en verso libre' comenzado por I.M.S.T., 10 de Abril de 2022. Respuestas: 0 | Visitas: 500

  1. I.M.S.T.

    I.M.S.T. Avanza siempre desde el respeto

    Se incorporó:
    1 de Marzo de 2013
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    Por los caminos de la Amargura
    (piedras de sangre, polvo de llanto)
    por el sendero de los
    dolores largos, muy largos...,
    sin un gemido, sin un sollozo
    vuelve la Madre desde el Calvario.
    Toda silencio. Mortal silencio
    sella sus labios;
    la frente inclina con el agobio
    de su quebranto,
    y en lo más hondo del alma-cielo
    lleva la imagen del Hijo amado.
    Y ella lo ha visto sufrir la befa
    del populacho...
    y era la carne de sus entrañas
    la que en el leño miró sangrando...
    Y así le duelen en las entrañas
    los martillazos...
    Y así agoniza... Que su Hijo ha muerto
    crucificado.
    La Madre avanza por el camino
    (piedras de sangre, polvo de llanto),
    y temblorosa baja el sendero
    por Jesucristo santificado...
    Y entre las huellas busca la huella
    de aquellos pasos
    que abrieron surcos de luz divina
    mientras el Mártir, agonizando
    se desplomaba bajo el madero
    y con la angustia del fin cercano,
    llora la Madre cuando desciende
    desde el Calvario...
    Para su pena no existe olvido,
    tregua ni bálsamo...
    Y si remembra la dulce infancia
    del Adorado,
    y si memora su hogar dichoso,
    y si recuerda los tiernos brazos
    que de su cuello fueron caricia...
    tiembla en congoja de fiero espanto.
    Porque su Niño, siendo inocente,
    sufrió el castigo de los malvados;
    porque está rota su santa vida;
    porque sus brazos
    ya no se mueven, ya no bendicen,
    y ya no siembran sin un descanso
    el pan sublime de las verdades
    que lo divino puso en lo humano.
    Sin un sollozo, sin un gemido,
    baja la Madre desde el Calvario...
    En lo más puro de sus entrañas,
    la cruz del Mártir se le ha clavado;
    y en lo más hondo de sus pupilas
    y en su recuerdo lleva sangrado
    la cruz del Hijo,
    del Bienamado,
    que de la vida pasó a la muerte
    con la sonrisa siempre en los labios.
    Y cuando baja la Dolorosa
    (mustia azucena, lirio tronchado),
    cuando vacila por el sendero
    largo, muy largo...,
    pobres mujeres la compadecen,
    santas mujeres siguen sus pasos,
    y alguien murmura:
    -Ved a la Madre
    del suplicado;
    esa es la Madre del Nazareno,
    que hoy ha sufrido muerte y escarnio.
    Siempre en silencio llora la Madre,
    y hay en su llanto
    misericordia por los que sufren,
    por los que viven siempre llorando,
    por cuantas madres haya en el mundo
    que a un hijo miren sacrificado
    sobre la cumbre de su Calvario...
    ¡Y por la Madre del Nazareno
    qué pocas madres derraman llanto!
    Sin un sollozo, sin un gemido,
    mustia la frente, mudos los labios,
    como una imagen de eterna angustia
    vuelve la Madre desde el Calvario.​
     
    #1

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