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La batalla de gentes

Tema en 'Poemas Generales' comenzado por Mario Mukul Montantes, 5 de Noviembre de 2006. Respuestas: 2 | Visitas: 8846

  1. Mario Mukul Montantes

    Mario Mukul Montantes Poeta fiel al portal

    Se incorporó:
    30 de Julio de 2006
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    La batalla de gentes

    El día se esta agotando en los ojos de la bella mujer que mira una silueta perdida flotar en el horizonte, que le llama la atención en su lento volar por los aires, débil, solo, sin sentido.
    Con curiosidad mira las ganas de saber que es, y toma pie para ir a el, al llegar no es mas que un ángel para ella, recostado al piso sucio, con las alas blancas y el cuerpo oscuro, pidiendo con la mirada una ayuda de ella, asustada lo toma en brazos y le deja una caricia en la frente.
    En la mente del caballero viajero, se dice ¡que acto mas hermoso, para mi que no valgo nada en este mundo!, solo en la ilusión de volar de nuevo se queda callado, gasta llegar al hogar de la hermosa mujer humana, que el mirar ese cuerpo y ese rostro se empezaba a enamorar del porte tan oscuro y hermoso a la vez.
    Mientras que en el ángel caído, la misma sensación hacia magia en su corazón, ¡que hermoso momento de amor! Mas la joven, con tanta curiosidad, le pregunto después de ya haber sanado, como es que estaba tan herido, y el dijo, ¿que no miras la batalla?, la batalla de gentes a comenzado, y yo soy hijo de la maldad pura del reino nocturno en el poniente de tu sol y el nacer de tu luna, ella me da luz, ella me da energía, deja que mis manos toquen tu piel una vez mas, que de ti se han enamorado mis dedos y mis ojos, como pude haberte querido, si no soy de acá, deseo en este momento ser mas humano que bestia, ¡mira!, soy humano, solo que nací para la muerte eterna y como hijo del mal fue seleccionado, antes vivía como tu, comía y bebía, jugaba y amaba, pero mi nombre fue borrado y mi vida cambiado, el hombre de mi servir es mi padre, y su palabra no es juzgada, la hora de morir llegara el día que me deje en paz, pero antes la raza blanca debe de ser erradicada, o la nuestra perecerá, no puedo ganar, no puedo asegurar, por que el bien es mas que el mal, en tus labios encontré de nuevo el calor que antes temía no hallar, en tu cuerpo la humedad de mi soledad, déjame ir a pelear, el cielo se abre y mi cuerpo deseo volar de nuevo, tu gente no sabe nada y no debe de saber nada.
    En eso la hermosa joven le dice. Te amo, no soy ángel, soy humana, pero amo lo que eres, no necesito que seas como yo, pero aun eres humano, deja vivir lo que eres, deja crecer ese amor en tu vientre, tu cuerpo es bello, es cuerpo perfecto, los ángeles siempre vuelan, pero los humanos siempre sueñan, para amar se sueña pero se vive, por que en vida realizamos el sueño, no te vallas, si puedes vuelve y deja esos fantasmas de tu cuerpo, olvida la muerte, vence las cadenas de tu padre y ruega un poco de vida.
    Pero el ángel vencido no podía decir no al padre, que en su ira desataba olas de fuego y sus gritos eran peores que una tormenta, cansado de peleas y el cuerpo destrozado el ángel se marcho con un amor en el corazón, llegando a los campos de batalla con un enorme poder, que asombro a su padre, las alas sanadas y los ojos en llanto, cosa que un muerto no podía, ni debía hacer, el amor lo movía, peleaba con todo el con del amor en su mirada, recordando al amor que lo curo, amaba, quería, mataba y sus manos rojas quedaban, sus manos se quemaban en llamas, sus ojos lloraban, su piel negra se desbarataba, moría en pelea, agotando el ultimo esfuerzo de su valentía.
    Mientras la hermosa joven sentía las heridas en su cuerpo por la unión que sentían, llorando en su cama cubierta por la noche espesa, el ángel murió, y la mujer grito, la unión las termino, perdiendo un amor, el ángel sufría en el camino del adiós, pero su padre le dejo una chispa de vida, que regenero su piel sobre su esqueleto, entre los campos de batalla, librándolo del mal que su corazón abarcaba, dejando sus fantasmas y su muerte eterna, su amor era tan grande que la mujer cobro vida de nuevo, con solo un rose de sus labios en el cuerpo, entre sus pechos, su amor ya no era una bestia, era un humano mortal como ella, con heridas en el cuerpo y llagas en los oídos, con la mente molida y los labios secos por el calor y rotos por el frió sol, con un corazón perdido en amor y la mente esparcida en los campos de batalla contra los ángeles de dios, en la batalla de gentes sin razón.
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    #1
  2. ozziemg

    ozziemg Invitado

    Un fantastica historia mi amigo! Vemos como siempre el amor al final sale victorioso, capaz de luchar, morir y luego resucitar porque el amor es inmortal.
    un abrazo,
    Osvaldo
     
    #2
  3. Mario Mukul Montantes

    Mario Mukul Montantes Poeta fiel al portal

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    30 de Julio de 2006
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    1
    Gracias compañero poeta, pues esta cosa ni es poema ni es nada, solo lo escribi por pensarlo, ni tiene un final ni un cmienzo, no creo que se meresca un comentario, pero algo es algo, adios amigo...
     
    #3

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