La belleza y la riqueza

La belleza y la riqueza





Un día la belleza fue al palacio de la riqueza, como una reina llegó la belleza, a los ojos de la riqueza, ¡pídeme lo quieras y te lo daré! Exclamó la riqueza mientras contemplaba a la belleza de cara perfecta, con cuerpo esbelto y de cabello hermoso.



La mitad de tu reino, la mitad del oro, la plata y de todas las alhajas, ¡eso quiero! le contestó la belleza; el rey aceptó encandilado, porque en su reino lo tenía casi todo, todo el dinero que jamás alguien haya imaginado, vestía en oro y sus vestidos eran esplendorosos como el rostro de la belleza.

Desde ese momento la belleza fue parte del reino de la riqueza, cierto día la belleza le preguntó al rey la riqueza ¿Qué es más importante, tener belleza o tener riqueza?


Con un tono de voz muy firme el rey contesto: ¡tener riqueza por supuesto! A lo que la belleza contestó, ¡te equivocas! tener belleza es más importante…



El rey incomodo miró a los ojos de la belleza y le dijo ¿acaso no viniste tu a mi primero porque te cautivó todas mis riquezas? El rey riqueza dio un giro y su capa de terciopelo finísimo le siguió como dándole viento, se sentó en su trono, y apenas lo hizo la belleza le dijo ¿no te das cuenta que con mi belleza te cautivé y me diste la mitad de tu reino y la mitad de todas tu riquezas?

¡Todo esto conseguí gracias a mi belleza! Exclamo la belleza, que de bella no se sentía que exclamaba.



El rey riqueza escuchando a la belleza pensaba que no habría nada que la riqueza no comprara, pero solo lo pensaba, no le decía nada a la belleza para no herirla.

La belleza de hablar tanto, calló y todo quedó en silencio, la belleza pensado se decía, si el supiera que si no sería bella no sería su reina, si no fuera bella nada me habría obsequiado ¿acaso no soy yo importante?



Mientras se encontraban en silencio y cada uno pensando por su lado, alguien abrió la puerta del recinto del rey.

¡Quién se atreve a entrar e interrumpirme sin permiso! Soy el tiempo exclamo el caballero que estaba parado y firme en la puerta, la belleza miro sorprendida,

¿y por qué no tocaste la puerta? Pregunto el rey riqueza.



Es que soy el tiempo y nunca toco las puertas, dijo el caballero mientras entraba con un porte perdurable; la belleza sentía que algo iba a acontecer, y en sus gestos se dejó ver algo de preocupación, que a pesar de ser bella se le notaba en el rostro,

El rey se sentó en su trono y pregunto ¿Qué deseas en mi reino caballero?

No deseo nada, contesto el tiempo y dijo, solo he venido para llevarlos al sueño eterno.



Ambos se sorprendieron, entonces la belleza se acercó al caballero, le dejo que contemplara tanta belleza un momento y le dijo: ¿Cómo puedes llevarme a mí siendo tan bella? Pero los ojos del tiempo eran firmes y no se veía afectado, la belleza trato de convencerlo acercando más su rostro al suyo hasta que le besó, de pronto la belleza dejo de ser bella se secó su rostro y no había ya más sangre en su cuerpo, solo quedo un esqueleto de huesos repugnantes.



El rey riqueza que había contemplado la escena se quedó estupefacto, y temeroso le dijo:

Toma mi oro, mi plata y mis riquezas pero a mí no me hagas lo mismo, el caballero sosteniendo el esqueleto con una mano, tomo una moneda de oro con la otra mano y esta se opacó, se enmoheció, al ver esto el rey se asustó y le dio un cofre de una madera finísima llena de alhajas y bienes preciosos, solo basto que el tiempo tocara el cofre, para que este se apolillara y lo que estaba dentro se marchitara como si siglos hubieran pasado por estos,

Antes que el rey le ofreciera otra cosa, el tiempo asió su mano y la riqueza se volvió miseria, su capa se convirtió en harapos, y todo su esplendor se volvió opaco. Al igual que la belleza su cuerpo quedo solo en huesos secos.



Entonces el tiempo dio media vuelta y salió con los restos de lo que fue belleza en una mano y en la otra, con lo que alguna vez fue riqueza, salió el tiempo con la mirada eterna, victorioso de cuanta batalla se le oponga.

... ¿En qué estamos ocupando nuestro tiempo?...



Daniel J. Villalobos