La búsqueda del hombre

LXXXV

¿Tu verdad? No, la Verdad,
y ven conmigo a buscarla.
La tuya, guárdatela.

Proverbios y cantares
Antonio Machado.
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La búsqueda del hombre

Con el ansia vital que te devora
por lo humano y aquello que rodea
la esencia prodigiosa de su idea,
no sobra a tu jornada ni una hora.

La verdad no se aclara con la aurora
que alguna solo basta de una tea,
del justo razonar que tambalea
al falaz eufemismo. ¡No de ahora!

Qué solo alguna vez te habrás sentido
cuando has obedecido a tu conciencia…
Si piensas en tu barco, ¿lo han hundido?,

que el juicio cimentado en la prudencia
conoce la emboscada que han urdido
tantos hombres y en nombre de la Ciencia…​

​

 

Ayyy Salva, el hombre siempre en busca de la verdad, la que dé sentido a su vida, cuando en realidad lo que importa es si la vida espera algo de él.... Y por encima de todo tenemos nuestra libertad, la que nos permite ser lo que queremos ser en todos y cada uno de nuestros momentos, y nuestra conciencia dirigiendo ese barco que por razones de nosotros mismos a veces se tambalea.... Ayyy Salva qué profundo y bello es este soneto, la Ciencia puede demostrar empírica y fehacientemente su belleza. Encantada de leerte una y mil veces, siempre de los siempres. Besazos a tu bello corazón de amigo y poeta..............muáááááckssss....

 

Me ha encantado tanta profundidad de ideas en un soneto. Un placer buscar la verdad a través de tus letras.

Saludos cordiales. Oncina.

 

Pues sí, querida amiga, la libertad es una de las grandes verdades del hombre. Hubo quien me dio una definición de libertad que asumí casi de inmediato y es esta: La libertad consiste en hacer lo que se debe porque se quiere. Desde entonces he procurado ser cada vez más libre, aunque ya sabes que hay ciertas esclavitudes de las que es difícil liberarse. Decir que yo soy tuyo no cercena mi libertad, antes bien la dignifica y la hace grande, muy grande y me enseña caminos que conducen a la Verdad. De manera que para ser libre tengo que ser más tuyo. ¿Te gustó mi razonamiento? Pues es así.
Te mando el más cariñoso de los abrazos, mi querida amiga. Siempre tuyo,
Salva.

 

Gracias mi querido amigo por encontrar aceptable mi propuesta. Te agradezco mucho el apoyo y la compañía con que me honras.
Mi afecto grande te va junto a un abrazo.
Salvador.

 

La ciencia no alcanza, ni el humanismo ni las religiones desde perspectivas meramentes insulares. El ser humano es todo eso en su justa medida, y seguimos sin aprenderlo. Prosperidades le deseo y buen 2018. Gracias por su noble entrega.

 

Duermen en tu sueño arcángeles niños,
siendo la libertad a tu lado...
alas de cielo que relucen
como claveles encendidos.
Siempre tuya, querido hermano, imprescindible amigo.......muááááááácksssss....

 

Muchas gracias por la compañía de su comentario, estimado compañero Elfi.
Con todo afecto mis mejores deseos ara el 2018 para usted y para quien lo rodea.
Un saludo mu cordial.
Salvador.

 

¡Cómo me gustan tus comentarios!
Mil besos.
Salva.

 

a veces no se de qué urge descubrir a cien y a cierta, saludos Salva

 

Eso ha tenido su sentido y su humor. Lo que más me preocupa es que si la ciencia es capaz de hacer algo no te quepa duda que lo hará.
Con mucho afecto, un abrazo.
Salva.

 

es lo que màs me temo, saludos

 

Que en la historia de la humanidad ha estado presente desde siempre la búsqueda de "la verdad" es un hecho irrefutable; las religiones, los filósofos y la ciencia fundamentalmente (además de cada ser humano con inquietudes trascendentes) la han tratado de descubrir en casi todo el mundo, aunque hay pueblos privilegiadamente salvajes aún en las selvas a los que tengo la impresión que ese asunto de "la verdad" le importa bastante poco; ellos están a los suyo que es estar al cuidado de su familia, su tribu y el medio en donde viven que bastante peligro corren con los depredadores que quieren hacerse con sus tierras; para ellos no hay más verdad que esa, la defensa de su medio ambiente.

Nunca me gustó demasiado esa frase de Machado porque yo creo que no existe "La Verdad" así, con mayúsculas, o sea una verdad universal que sirva para todos los pueblos del mundo; la verdad es algo que tiene mucho que ver con las diferentes culturas que hay a lo largo del planeta y con el momento histórico que nos haya tocado vivir, y lo que aquí y ahora es verdad en otros lugares y en otras épocas (pasadas o futuras) puede que no lo sea tanto; me refiero sobre todo en asuntos de creencias, Salva, que ya sabes cuánta diversidad hay sobre la faz de la Tierra ¿quién se atreve a decir cual de todas ellas posee "La Verdad" ¿no sería eso un poco pretencioso?; yo pienso que ninguna creencia tiene la verdad absoluta sino que cada una tiene la que la historia y la cultura le ha enseñado en el respectivo lugar en donde le ha tocado nacer; además es evidente que el concepto de verdad ha cambiado a lo largo de la historia y lo que era verdad en el siglo primero de nuestra era cristiana ahora ya no lo es; ¿ o es que no era una verdad incuestionable siglos atrás que el sol giraba alrededor de la Tierra y quien dudara de esa "Verdad" podía ser llevado a la hoguera?

Sinceramente, Salva y en mi modesta opinión, las verdades más incontestables son para mí las científicas, e incluso esas no se pueden dar por definitivas, pues siempre puede haber un nuevo descubrimiento que refute una "verdad científica" establecida anteriormente. Pero la ciencia tiene una ventaja y es la de tener una tremenda capacidad crítica y autocrítica como para rectificar cuando sea necesario.

Bueno, discúlpame esta larga perorata que me ha venido no solo por la frase de Machado sino porque me parece apreciar en esta parte de tu poema:

que el juicio cimentado en la prudencia
conoce la emboscada que han urdido
tantos hombres y en nombre de la Ciencia…

que pareciera que que hay hombres que hacen emboscadas en nombre da la ciencia, y el relacionar la ciencia con emboscadores me ha puesto un poco en guardia, y discúlpame si he interpretado mal estos versos, pero creo que también se podría decir, por contra, que han habido y hay muchos hombres que han urdido emboscadas en nombre de la religión.

Un afectuoso abrazo, amigo.

 

Mi querido Juan Ramón:
Fíjate que tu comentario lo siento como un regalo en esta Epifanía… Podías haber pasado de largo y sin embargo te has detenido a charlar conmigo. Digamos que me has traído con tu palabra la Verdad de tu afecto, que así es como lo siento, y yo te contestaré con la Verdad del mío.
El pensamiento de Antonio Machado, como yo sí creo en una Verdad absoluta me parece adecuado, pero no solo en los momentos postreros, sino a lo largo de nuestra existencia al estar el hombre llamado, por caminos innumerables, cada cual con sus manos, con su sol, con su ceniza, a hacer el bien. A eso, pienso, te referías cuando me mostrabas el ejemplo de quien está al cuidado de sus familias y de sus comunidades poniéndolas a salvo de los depredadores, en sus diferentes formas, en las tribus cuyos niños muchas veces deben de andar leguas para buscar solamente agua. No es esa su verdad, sino que está ahí la Verdad, porque en cada paso de uno de esos niños en busca de agua está la Verdad. Es la gran Verdad de la dignidad del hombre que no se deja morir de sed. Es la gran Verdad de tu detenimiento a mi puerta al considerarme digno de saber un poco de ti y de tu Verdad. Y es que, en mi opinión, hay una verdad particular que se debe escribir con mayúscula.
Como sabes no escondo mis barruntos de fe y como este espacio es el mío –ahora también el tuyo– me voy a permitir poner aquí, al lado del proverbio de Machado uno que ha surgido tras la reflexión en esta charla. A lo mejor tampoco es de tu agrado pero como te deseo lo mejor, este deseo mío te ha de llegar desde el prisma de mi pensamiento y creencia. Pues bien esta reflexión es: ¿La Verdad?, sí. ¿Tu Verdad?, Dios la interpretará. Y es esto lo mejor que puedo desear porque en el Bien Infinito no hay resquicio a dudas cuando el hombre pone su voluntad en el cuidado de sus semejantes.
No tengo confianza total en la Ciencia, es más, cada vez desconfío más de ella. Pero una cosa es cierta, la verdad empírica lo es. Y esto comenzando por la mayor y primera de todas que es que tras nacer vamos a morir. No desconfío en el descubrimiento de verdades empíricas, aunque éstas, como muy bien has señalado, puedan ser superadas por otras en cortos espacios de tiempo. Desconfío porque si la ciencia tiene la remota posibilidad de hacer algo no te quepa la menor duda que lo hará. Del estudio de los isótopos radiactivos se han obtenido indudables beneficios y si no que le pregunten a tantos miles de pacientes oncológicos que ha sido tratados en los servicios de Medicina Nuclear, pero, ¿y si desviamos la mirada a las ruinas de Hiroshima y Nagasaky? Un drom puede llegar a ser utilísimo en el salvamento de personas donde no se llegaría por otros medios pero pensemos por un momento en la existencia de estos aparatos voladores no tripulados equipados con armas. Hay un tranquilizante que jamás fue aprobado por la Food and Drug Administration de los EEUU y que también fue retirado del mercado o restringido su empleo en otros lugares por haber mostrado reacciones adveras paradójicas de irritabilidad y agresividad. Actualmente se emplean electrodos que estimulan determinadas zonas cerebrales haciendo desparecer los síntomas de la Enfermedad de Parkinson. He leído que durante las guerras se han empleado diferentes sustancias, anfetaminas, cocaína, brebajes llamados “saltatrincheras”, o algo así, para aumentar el arrojo de los combatientes y disminuir su umbral del dolor. ¿Ha demostrado el hombre que es lo suficientemente ético como para destinar la investigación científica solamente a la consecución del bien? En el momento presente se habla del transhumanismo que consiste en lo también llamado “Humanity+”, que es una ideología filosófica que nace en la última década del siglo XX y propone una superación de la naturaleza humana, en sus capacidades físicas y psíquicas, que supondrá una nueva especie humana, un paso del humano al posthumano. En el trabajo que he consultado se exponen las características principales de este movimiento y su puesta en práctica a través de cuatro campos de mejora: la generación de hijos perfectos, el aumento en el rendimiento físico, el control de las emociones y la prolongación de la vida. (González Melado, F.J.: Transhumanismo. Humanity +. La ideología que nos viene. Formato pdf)
Aplicar al hombre avances científicos para curar enfermedades, elevar su esperanza de vida u otros beneficios es en sí bueno. Un trasplante de riñón es indudablemente bueno pero si el órgano procede de un mercado, digamos eufemísticamente, oscuro (Ver en Wikipedia la entrada “Tráfico de órganos”) lo que era bueno se convierte en algo espeluznantemente malo. El empleo de avances tecnológicos para fabricar seres humanos con un grado de agresividad fuera de toda lógica, de forma física o farmacológica, y formar ejércitos con estos seres es algo que solo pensarlo se vuelve también espeluznante. Un ser humano manipulado con medios científicos para matar y vivir más para aumentar su rentabilidad es algo diabólico. Y no creo que el único ejemplo de esto sean las horrendas actividades llevadas a cabo por médicos y científicos en los infernales campos de concentración nazis. Que hay científicos con unos niveles éticos indudables es algo fuera de toda duda pero que los hay capaces de poner todos sus conocimientos al servicio de los más terroríficos fines también es indudable. A eso me refería en mis versos, solo a eso. Y no puedo estar de acuerdo en que –no la Ciencia que al final no tiene conciencia– todos, absolutamente todos, los científicos tienen esa capacidad ética o de autocrítica que mencionas. Diabólico, por tanto, es destruir al hombre ya sea en la hoguera –el fuego fue uno de los primeros avances científicos–, ya sea en la guerra, ya sea por razones de creencias, ya sea por razones de conveniencia general o particular, ya sea por la razón que sea. Esa es la gran emboscada que el hombre tiende al hombre usándose de la Ciencia, sirviéndose de ella.
Por consiguiente, estoy de acuerdo con Antonio Machado cuando dice que se guarden esas verdades, incluso las empíricas, infernalmente malignas y destructoras, para ir juntos, como hemos hecho los dos, en busca de una Verdad que sublime al hombre a las más altas cotas de perfección humana, no deshumanizadora, la Verdad que posee el niño que camina tantas leguas en busca de un poco de agua para dar de beber a su familia. También, insisto, la Verdad que ha encerrado nuestra afectuosa y humanizada charla al abrigo de unos versos que buscaban, o intentaban, acercarse a la Verdad.
Con todo mi afecto, desde el respeto más profundo, un abrazo muy fuerte, querido amigo.
Salvador.