La cena

Con miles de telarañas en el alma,
te invito a tu cena para uno solo,
mis manos transmiten el frío del polo,
ni te lloro, ni te río, ni me llamas.

Este vaso de vino sin sus labios,
la silla que echa de menos tu crujir,
el clavel yace sobre la mesa lacio,
la vela al fuego trata de sobrevivir.

El timbre no quiere quedarse frío,
el móvil que le digas por qué no llegas,
el buzón ver al cartero sombrío,
mi sangre que le empujes por mis venas.

Como hace ya más de cuarenta viernes,
todavía no asumo tu adiós imberbe,
recojo haciendo eses tu cena intacta,
mientras tú no vienes, la vida pasa.

 

Cómo duele ese paso silente en el que vemos al reloj como el verdugo cruel de nuestro tránsito!
Besos,
Chiqui.-

 

Menudo plantón, con lo rica que debía estar la cena, así suele ocurrir algunas veces, aunque yo me la hubiese comido, ja ja ja, ha sido un placer leerlo, saludos Ricardo.

 

es un placer leerte, es un poema rico de palabras que hacen resonancia con el alma
buen escrito, poeta
un abrazo
el poeta:gonzalo

 

Gracias, es un orgullo que mis versos lleguen a las personas y me lo demuestren. un abrazo a todos

 

Angustia y dolor, trasmites intensidad de sentimientos de una forma muy potente. Aprovecho de darte la bienvenida y decirte ue me ha encantado tu poesía,..que la inspiración que a menudo es transpiración, esté siempre ne tu escritos; con honestidad y trabajo esta pasión es sublime.
Un abrazo y nuevamente agradecido de estar en tus letras.
Alberto.