La chica de la gorra roja.

Tu-tu-tu-ru-rú
tararea la niña moderna
con su gorra roja
a juego con sus botas altas
y su falda roja y corta
bajo las estrellas que la contemplan
caminando por el oscuro bosque de cemento
y cristales camino de la casa
de su abuela tan enferma
en las quinientas viviendas.


Tu-tu-tu-ru-ru-rú
tararea Lobo Feróz
apoyado con chuleria
justo en la otra esquina
de la calle que cruza
el bosque de cemento
sus ojos estan rojos
y su mirada desvela el mono
que le ha puesto tan nervioso
esta noche sin luna ni viento.
Tu-tu-tu-ru-ru-rú
tararea Lobo mientras se acerca
a la chica de piernas largas
y botas altas rojas
pero ella ve algo tan negro
y extraño en sus ojos nerviosos
que lanza sus largas piernas
enfundadas en sus largas botas
en una carrera tan feroz
que pierde a Lobo
y Lobo se sienta en la acera
tan solo y con el mono
que se golpea y maldice
su suerte
pero piensa y recuerda
que ha visto pasar otras veces
y recuerda...


Tu-tu-tu-ru-ru-rú
tararea la chica la gorra
pero calla cuando empuja
la puerta abierta de su abuela
y entra en la osuridad
como la boca de un lobo
que espera paciente
y susurra:
tu-tu-ru-ru-rú
mientras un estremecimiento
recorre como un relámpago
la espina dorsal
de la chica de gorra roja
que se gira y en su cara
siente el aliento de Lobo
y en la oscuridad, sus ojos
tan ejormes y rojos
y entonces extrañamente
cree oir violines
rasgando el aire
de las quinientas viviendas.


Tu-tu-ru-ru-rú
tararea Lobo mientras
en la mente de la chica de la gorra
y las piernas largas
suenan los más hermosos violines
que anestesian y calman
las puñaladas que como a camara lenta
en su cuerpo salen y entran
una y otra y otra vez más
mientras los violines rasgan el silencio
en la belleza de la noche silenciosa
que se tiñe de rojo
a juego con su gorra
y sus botas altas a la moda.


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