La cítara y mi sombría ingenuidad: ¿Cómo sabré?...

Nunca sabré, delicadamente
lo que me depara la vida
ni lo que en ella se centraliza;
como tampoco si eres o fuiste
el hombre expeculado, la verdad sin salida
de mi amargo corazón.

No tengo idea
del dolor que me causo día a día,
sola se crea
la razón del llanto, la causa de ésta agonía.

Nunca sabré, sorpresivamente
si mi holocausto llene
el corazón de mi amado.

En la espera estoy
de tu regreso;
perdonadme hoy
que sin tí, me muero.

La cítara seguirá sonando...hasta el fin del universo.


¡Por tí el mundo ahora es diferente,
sin tí mi mundo y vida se estremece!



Si fuése un marmol tallado por las manos del despertar ajeno...
no sintiése lo que siento.

 

Letras profundas y sentidas. Especialmente me ha gustado mucho la intensidad sentida de los dos primeros versos. Felicitaciones y gracias por compartir.

 

Gracias por sus comentarios honorable Malbec! Es un placer tenerlo en mis escritos Gracias por su estimado tiempo!
Saludos!

Elizabeth.

 

Excelentes versos.
Un placer leerte
Saludos

 

es un poema muy hermoso

esa idea extraña, la del desconocimiento, que vuela, que es como una venda cubriendo los ojos... pero a veces vendados nos transportamos donde de verdad queremos estar

me encanta la sentencia final, esa idea de entrega infinita y completa...

un gusto leerte,

muchos saludos.

 

El gusto es mío querido poeta! Grato es el tenerte en mis escritos! Y concuerdo contigo, en ocasiones es mejor estar vendados, seguir imaginando, estar lejos de un mundo innato, lleno de sufrimientos.
Un abrazo amigo mío y saludos cordiales.

Elizabeth.