la ciudad de hierro

Fría como la escarcha que traen ciertas noches,
así es la ciudad de hierro, inconciente y flageladora:
- Donde manos se extienden como manos de muerto sin vida ni cordialidad
- Donde los besos de formalidad ruedan como las manzanas del árbol-
con los gusanos dentro pudriendo el alma y lijando el corazón,
con esa púa superflua que solo la mentira y el engaño logran producir
El ánima aquí se abandona a estados mas superiores de crueldad,
a espacios mas verdes de mentira donde crece, florece,
y fertiliza el corazón y la rabia con esa humedad ocular,
desgasta el sutil extracto de cornea
así se corroe el metal de los ojos
solo así se corroe la ciudad de hierro.

La ciudad de hierro se compone de verde
con arboles de lata flores de metal y aves de cartón.
Se hace frágil en el atardecer,
se despoja del aire de sus pulmones de smok,
se peina de vitrinas y miradas pervertidas.
La ciudad de hierro busca un corazón en el centro de la metrópolis
en el zenit y medula del movimiento
donde el plasma fluye en lentas siluetas fatigadas queriendo escapar

La ciudad de hierro busca crecer como infante prematuro:
- Sus vientres de cemento y balaustres,
se extiende hacia el cielo buscando anclar la luna imponente .
- Se enreda entre cables digitales y llamadas perdidas,
entre docenas de gritos llega el tuyo a una central inmortalizadora de files,
donde la ciudad de hierro no olvida,
donde la ciudad de hierro castiga con el hierro social.

La ciudad de hierro se alimenta de trigo,
trigo tradicional sepultado bajo enormes pilares;
donde los granos murieron para dar origen a una muerte viviente
y llenar de espigas vacías la vida.
Solo quedala mano vacía del hambriento que se aferra a sujetar el pan.

La ciudad de hierro se refleja y en ellos dibuja al cielo
devolviendo al sol sus rayos ,
acalorando fetos olvidados donde el hierro lo sepulta todo,
donde graba lapidas para no olvidar al menos ciertos instantes de la vida.
La ciudad quema y cicatriza las pupilas de los desesperados,
las caras de los desequilibrados que invaden la nostalgia
e inoportunan la locura de el resto de la sociedad,

La ciudad de hierro separa el agua y la sal separa la gloria de el dolor
la imaginación del dolor, la risa del dolor, el placer del dolor,
separa el frío del dolor, la amistad del dolor
y deja solo el dolor como galardón dorado de la vida,
como filosofía que se come en cada bocado y en cada silaba dolor.
Como aire que penetra los pulmones y enfría todo el sistema linfático con ello;
acciona la vista con dolor, la luz del día,
el mismo respiro es dolor como sol que orbita tu vida.
Donde el dinero todo lo compra, todo lo produce y, solo la crueldad es gratis-
donde solo la crueldad puede no tener precio y valer tanto.

La ciudad de hierro descarga cada día toneladas de amor
toneladas de imaginaciòn en logotipos de secuencia inductiva.
Regala solo imagenes de neón;
regala solo lo que queda del rechazo a la vida bajo formas de arte.
Atrapadas en pequeñas cajas de circo viven las sorpresas
para darnos esa carcajada con sabor a existencia.
Encierra vuelos de aves exóticas y el mismo grito de los animales,
el canto del gallo es un sueño lejano.
Miserable canta sin rama, miserable escucho su lamento
mientras nadie escucha el mio.

La ciudad se pobla de bestias mortales e inmortales
bestias que se comunican con el lenguaje y que odian con el lenguaje,
(animales fuera de su hábitat).
Animales que discriminan a otros animales y jerarquicamente la opresión es normal.
El éxito de ser, de poseer y de reflejar lo que la mente cohibe y alarga;
lo que el cuerpo protesta mas la mente induce
lo que la avidez produce como jugo pancreático
de cada expoliación de exuberancia y supremacía.

La ciudad de hierro se comunica en un nervio de metal visible no -visible
donde lo vez con hermosura ese nervio de hierro esta presente y ausente
y no lo vez.
En el tren viajo en sus venas, [arterias veloces de desesperación y jubilo],
el suelo que piso entre pasos y giros trastorna el metal;
el metal que acaricio en las noches y el odio maldito y bendito
que me sostiene en el infinito-y que me trastorna a mi,
mientras duermo acumulado sobre centenares de personas
que se unen y hablan gracias a estos nervios metálicos de la ciudad de hierro

Desde mi balcón mi respiro pertenece al rojo cielo, al gris de su piel
a las partículas que se volatilizan y mi grito,
pertenece al eco incesante del que todos somos autores.
La sequedad de mi garganta y mi espíritu se apagan
como cada noche el respiro se apaga suavemente en la almohada,
donde el hierro reposa para volverse a afilar
y despertarse con un nuevo sol.

Lejanamente
la ciudad de hierro es un cuadro
que se combina con el sol,
cercana penetra masiva e inquieta,
dentro tiene llamas invisibles que abrazan
como tenáculos que aprietan y crean adicción. Y la ncohe,
solo la noche la vuelve un ser domable sobre lechos de algodón

 

Qué buen cuadro de la ciudad moderna en la que el ser humano es sólo un número perdido entre cristal, cemento y asfalto.

 

Sigo en tus versos y sigo impresionada, me quito el sombrero amigo,
mente agil y previlegiada, un saludo.
Mostruo de hierro, esa ciudad...

 

Gracias por los comentarios, es un placer llegar al lector con estos poemas largo y desequilibrados producto de esta ciudad que em envenena

 

en resumen si, uno en la ciudad se abandona a un numero y mas numeros. Un gusto tenerte nuevamente por mis versos.

 

Lee
la ciudad de hierro
pintada con tus letras
la ciudad fría, la ciudad que cada día avanza
y decrece
la ciudad de sueños sepultados sobre los que
crecen pedestales de nuevos sueños
la ciudad de hierro
esa en la que vivimos con tanta indiferencia
unos de otros
grato leerte en esta entrega profunda
Estrellas y cariños
Ana

 

Le escribes a una selva de cemento
donde la sensibilidad no haya asiento
y lo has descrito excelentemente entre tus líneas.
Un inmenso placer leerte Lee.
Besos

 

Silencio... Es mejor aplaudir. Saludos y estrellas. Besos con cariño.