La ciudad del olvido

Esos cuatro cafés servidos
me recuerdan a mi adolescencia
miraba poesía obsesiva, amarga
como una especie de poesía
enjaulada e impropia
donde no sabía sobre espectros
lágrimas, malestares.

Después estaba mi tierra
orgullosa de frío, yo
regresaba a casa
a sentirme infeliz.

La ciudad del olvido
estupefacta, se apropió
de sin fin de experiencias
que hasta las calles
parecían pulcros paraísos.
Sus noches eran bailes
y mi alma vivía encarnada
al fuego de un ángel.

No había límite, yo vivo
en la ciudad del olvido
sus banquetas
aplausos y gracias
aplastan toda clase de agujeros
la vibración y el sonido
juega aún con los dientes del ritmo.​

 

Hay más de una. Frías y calientes. Olvidadas hasta por la lluvia. Olvidadas hasta por quienes viven en ellas que también se olvidan de que están vivxs y de que pueden pensar y recordar. Ciudades en las que los gatos, que no tienen futuro, cobran forma humana. Ciudades que prefieren no existir.

Excelente poeta. Saludos hasta tu ciudad...

 

Muchas gracias César Guevar por tu valioso comentario, totalmente de acuerdo contigo...me mude de casa recientemente así que está historia ya tiene futuro.
Saludos.

 

La mayoría de las ciudades son así, simples monstruos de cemento, prisiones, vanidad y olvidó, dónde en cuanto uno se descuida se troca como parte de ella. Magnífico y profundo poema, saludos Daniel

 

Amiga, me mude otra vez (espero sea la última) buscando mejores oportunidades de vida y sobreviviendo como debe ser. Me cuesta adaptarme pero es necesario, te abrazo y gracias por leerme.

 

Vaya que sí, estamos en tantos lados a la vez , recuerdos y ausencia sin duda, muchas gracias por comentar, saludos Daniel.

 

Sólo la ciudad que nos vió nacer y la que guarda en su seno nuestros recuerdos
de la infancia nos reglará siempre su amable evocación. Luego nos convertimos
en simples peones vagando entre vacíos y soledades. Me encantó leerte, un poema
muy evocador y nostálgico. Besitos apretados en tus mejillas.

 

Muchas gracias por tan generoso comentario, un beso de vuelta desde México.