La corona del rey

Decidí intuir recorriendo palacios
me cruce con vidrieras
amarillentas frente al sol,
me cruce:
con tu peso infame,
con el rey
que asesina con gracia,
espada brillante
afilada entre sus dedos
un crimen rojo incierto
mi corazón filtra sangre
empapando lo oscuro,
mi carne entre sus uñas
grita mi voz por dentro
y aunque cierre los ojos
veo caer agua sorda
a goterones,
un desgarrador río de vidrio,
llevo mis ojos aun en sangre
atada y sangrando
un segundo sin voz
un segundo para perder la calma
todo en calma y sin razón,
sé preceder la tormenta
que alberga tu alma de tu cuerpo.
Como un cristal amarillento
debo esperar,
destinos en mi piel
¿cómo olvidar?
la diferencia es tan grande
entre un sueño y la verdad,
la noche se hace corta
cuando aun quiero soñar.
¡Estoy viva otra vez!
de sangre es tu prisión.​