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La espera (Romance)

Tema en 'Clásica no competitiva (sin premios)' comenzado por F. CABALLERO SÁNCHEZ, 3 de Abril de 2014. Respuestas: 2 | Visitas: 359

  1. F. CABALLERO SÁNCHEZ

    F. CABALLERO SÁNCHEZ Poeta recién llegado

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    La espera (Romance)

    De las varias acepciones
    que nuestro léxico acepta
    sólo tiene aquí sentido
    ese tiempo que es de pérdida
    y es el que va transcurriendo
    desde el momento que llegas
    hasta que ves al doctor
    en una consulta médica
    Durante toda la vida
    existen muchas "esperas"
    Todas son imprescindibles
    y casi todas te merman
    el tiempo de sus acciones
    de muy diversas maneras:
    te angustian o te relajan,
    o te sofocan o alegran
    Te diré varios ejemplos
    que te servirán de muestra:
    ¿Recuerdas que tú querías
    tener veinte primaveras
    para llegar a ser hombre,
    o mujer, que era tu meta?
    Y el tiempo nos parecía
    que era muy lento, sin fuerza.
    ¡La espera para llegar
    era una espera muy lenta,
    y el tiempo nos parecía,
    una insulsez de existencia!
    ¿Recuerdas al peluquero?
    Ir a pelarme, una pena,
    porque siempre yo veía
    perdido el tiempo en la espera
    El tiempo que dedicabas
    a aquella ilusión primera
    de conquistar a tu novia
    era un tiempo de riqueza
    porque contenía ilusión...
    y la ilusión era intensa.
    ¿Y el tiempo ante el altar?
    Quizás temblaran las piernas
    mientras llegaba el momento,
    de entregarle tu promesa,
    a la novia que mostraba
    sonrisa a la concurrencia.
    Después, también, ya casado
    mientras tu esposa se arregla
    no tienes otro remedio
    que echar mano de paciencia,
    que es una forma normal
    que sentimos, de perderla.
    Con la emoción natural
    del primer hijo que esperas
    el tiempo que hayas perdido
    es tiempo que te embelesa
    Más te duele si tu tiempo
    se consume cuando enferma
    alguna de tus criaturas
    atendiendo sus dolencias
    y aguardas algo impaciente
    que el pediatra lo atienda...
    Y resultan despreciables
    aquellas horas que pierdas
    al cuidado de tus hijos
    en madrugadas en vela...
    Ocurre igual si a tu nieto
    el tiempo tú se lo entregas:
    es tiempo lleno de gloria
    es tiempo que no te pesa.
    Pero hay otro tiempo maldito
    que con angustia lo cuentas,
    y no son horas ni días
    las que a ti más te molestan:
    son esos días y meses
    que pasas en dura espera
    porque algún ser muy querido
    un mal terrible le afecta
    y no se sabe el camino
    que tomará la dolencia:
    si la vida o si la muerte,
    si será rápida o lenta.
    Sin embargo, mi razón
    me dice que las esperas
    que en la vida yo he tenido
    no deben tenerse en cuenta
    porque existe, y es posible,
    que existan otras más cruentas
    otras más frías y tristes...
    ¡¡al pasar de los setenta!!
    (y yo mantengo ocho más
    que llevo muy bien la cuenta)
    Porque hay que preguntarse
    -Y ahora ¿qué es lo que esperas?
    ¿Un futuro con achaques?
    ¿Qué las espaldas te duelan?
    ¿Qué te manden más pastillas,
    para calmar las jaquecas?
    A pesar de estas preguntas
    me enfrentaré con cualquiera
    que sostenga que la edad
    es la peor de las épocas.
    Porque durante la etapa
    de vigor y salud plena,
    nada fue sencillo y fácil,
    fue de tensión y defensa.
    Hoy tenemos el “status”
    de personas con solera
    y aunque sea por la edad
    todo el mundo te respeta.
    Y esta es la más hermosa
    de todas cuantas "esperas"
    he mantenido en mi vida.
    Esta ya, hasta me alegra
    porque hago lo que quiero.
    Pocas cosas ya me inquietan
    salvo los mismos problemas
    de mis nietos y mis nietas
    mas como tienen sus padres
    de ellos es la papeleta.
    Mi mujer y yo ya hicimos
    las obligadas tareas.
    Hoy me divierto escribiendo
    ¡escribiendo lo que sea!,
    y me mantengo paciente
    a que venga lo que quiera:
    Tan sólo me asustará
    que el alzhéimer me sorprenda
    porque así no seré yo,
    yo seré… ¡lo que Dios quiera!
    un tornillo que se oxida…
    un trozo de carne muerta…
    un cerebro sin memoria…
    un ser que ya nada “espera”.
     
    #1
    Última modificación: 27 de Abril de 2014
  2. musador

    musador esperando...

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    Un bonito romace, Caballero, narrando como las diversas esperas jalonan nuestra vida. Al fin y al cabo todo el tiempo parece perdido salvo el que invirtamos en leer a Proust (y esperar a terminarlo, ¡vaya!) y ese instante tan fructífero que es el de la muerte.
    Has hecho un buen uso, rico y variado, de la rima asonante.
    Te señalo algunos detalles en el texto.
    abrazo
    Jorge
     
    #2
    Última modificación: 4 de Abril de 2014
  3. la_huella_del_aire

    la_huella_del_aire Poeta adicto al portal

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    Un panorama bastante realista presentas en tu poema, amigo Sánchez. Tal pareciera que la existencia se va trazando eslabón por eslabón de una manera matemática e imprevisible, todo lo que tiene que ser sucederá, así de lo bueno como lo de lo malo hasta llegar a la muerte.
    Y que puedo decir mas que solo nos queda vivir, disfrutar de esos sagrados momentos de alegría y belleza, si envejecemos, es el cuerpo el que envejece , pues el alma siempre quiere seguir viviendo y siempre se rejuvenece.
    La muerte vendrá, pero como un estado de paz, ya que con ella cesarán todos nuestros afanes.

    ***
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    #3

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