La estrella

Estrella sedienta que ha ocupado mi cielo.
Huye.
Mi amor no entenderá este mundo.
Vete.
Ya son arpas tus manos y tu piel es de crema.
Tu andar coquetea.
Corre,
o acelerando mis días al calor de tu
carne,
sentiré frío y gozaré
tiritando en tu recuerdo,
calentita.
Compañero,
me he perdido ya tanto
que ya no quiero dejarme.
La vida ahora me está mostrando su prisa.
Huye, mi amor,
o esos ojos de sal,
arriesgados e ingenuos,
vaciarán su acervo hasta hacerlo mío.

 

Cuando uno cree correr más rápido que la vida se inventa sus propias respuestas. Cuando la vida finalmente te responde, generalmente, ya es tarde. Un gusto conocer tu poesía. Saludos para ti.