La eternidad y un día...

La eternidad y un día... Una frase en un segundo, que despierta la prosa dormida en la pluma para dar los buenos días. Y a galope por el prado del teclado, persigue a la voz del día.

Callada mientras que ocupada no le dedico atención, grita con voz melosa: ¡Aquí estoy! Hoy quiero surcar el tiempo, del momento, del instante, en que pongo sobre tus dedos, velos de palabras tejidas con mimo, mientras cabalgo por la esencia de tus sueños. Y en la singladura que llevan estos, hacía el reino de las realidades, te persigo por los mares de tus silencios guardados, sobre naves de deseos, con mi sangre color negro azabache, pongo la firma a lo pactado.

Una eternidad y un día... ¡Toda una vida! Y siempre un día más, dónde, desde la línea de llegada, nunca veo el horizonte, para que ni los sueños más pequeños, quieran nunca despertar y el echo de llegar a ésta, sea su meta final. ✍
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Si el irrealismo-real, quiere vestir las crines de mi montura, racionalizaré tu postura, de poeta a escultora, para tallar con palabras las piedras de la cordura, pero siempre con vestiduras de la locura del amor y la imaginación, la fe en lo que persigues y la esperanza como don.

Y todo a su debido tiempo. Despierta ya de mi sueño, cabalgando por el teclado a galope sobre él, enciendo la antorcha que dará luz a el cumplimiento de tus deseos. Que aunque dormida, aunque callada, nunca olvide lo que anhelabas, ni perdí la perspectiva de lo que esperabas.

Cabalga conmigo, cabalga con las palabras. Mi montura racionalizaré tu postura para tallar con palabras, las piedras de la cordura, pero siempre con las

vestiduras de la locura del amor y la imaginación, la fe en lo que persigues y la esperanza como don.