La fama de Gutemberg.

¡Ay!
Lo que es el precio de la fama.
Todos lo buscan,
pero pocos lo hallan.
Algunos de unas formas
muy renombradas.

Este es el caso de Gutemberg
quien soñaba con ser famoso,
era soñador,
aunque dormía como un oso.
Era espontaneo
aunque todo le salía volando.
Quería leerse en los periódicos
con letras bien grandes.

¡Ay Gutemberg y su fama!

Un día Gutemberg salió a caminar
quería hacese millonario,
pero sin trabajar.

Andaba por ahí
escribiendo novelas de chicles
y chicles fue lo que vendió
porque de letras,
el hombre no resultó creíble.

Luego quiso hacerse cantante,
más parecía un perro delirante.
Lo sacaron de los bares,
teatros y cines,
de las calles, bosques,
parques, trenes
y hasta en su casa
era un imposible.

¡Gutemberg!
¡Gutemberg!
¡Cuándo pensarías tú que lo que soñabas
te llegaría en el momento menos predecible!
Pues justo cuando ibas por la calle
la fama del poste te vino.
Era la enorme valla de publicidad
del un elegante edificio.

Curiosamente,
el edificio de se llama "La Fama"
y su letrero te hizo pedacitos.

¡Ay Gutemberg!
De verdad no te hiciste rico,
pero fama tuviste en todo sentido.

Alguien por ahí te robó una canción
y se volvió rico.

Te escribieron poemas
como éste que te digo.

Hasta saliste en los periódicos
con letras grandes
y fotos en todos como el occiso.
Lo único malo fue
que no estabas vivo
para leer tu fama de seguido.


¡Ay Gutemberg!
¡Qué mala manera de hacese famosísimo!​

 

Fama, palabra que a veces puede resultar tan efímera, y otras no, un mas difícil olvido, un recuerdo de la memoria de un mortal que luchó por no serlo. Un gusto pasar. Saludos desde Lima - Perú.