La fiebre del oro.

Si me quieren atrapar,
para tenderme una trampa,
que atiendan antes, a mis congéneres.
Sus súplicas efímeras.


Las pertinentes quimeras del oro.


Y si no les intereso,
pues ya conocen el sabor del queso,
cuyo sucinto embeleso,
es parco en palabras,


¡ Abracadabra, pata de cabra !





Yo les transformo,
en Aves Fénix.
Amigos navideños.
Adinerados, afortunados, y todavía,


¡ Pequeños !


Renacen de sus cenizas, y me lo agradecen.
No me darán una paliza.
Pues yo empleo pizarra, borrador y tiza.
Y me inclino, como la Torre de Pisa,


a favor de quienes profesan


una Fe acompañada de obras.
Como flor que emana aroma intenso.
Si la flor fuera artificial, ¡ Me decepcionarían !
A mis fosas nasales, sus logros no llegarían.


Y de regocijo, no me llenaría.


Por suerte, cada Momento es muy extenso.
Así que dibujaré con pepita de oro,
una silueta.
Aquí aparece una Ninfa montada en alcatraz,


y un hada, en sonrosado flamenco.


Por sus obras los conoceréis.
Yo dibujo, como el Amor-Brujo.
Y a veces, conozco el lujo.
Pero todo se basa en los Recuerdos.


En los pasos del baile de salón.

 

Un estupendo poema, con tu singular estilo que le hace guiños al surrealismo...Gracias por compartir tu arte!!Aunque no comente mucho, siempre te leo, amigo poeta.

 

Gracias, compañero.
Siempre es un lujo, poder escribir algo comprensible.
Porque profundizar es varonil, e investigar con tesón, heroico.
Pero algún invento nuevo ha de salir.
¡ Una máquina que funcione !
Esclarecer es sensato.