La frialdad de la impotencia

LA FRIALDAD DE LA IMPOTENCIA


¡Qué intensa es la frialdad de la impotencia!

¡Qué inmensa su ironía y frivolidad!

sentirse encadenado ante la afrenta,

te ataca desarmado sin piedad;

¡qué amargo es el sabor de la soberbia,

que observo con tu forma de objetar!

¡qué absurda es la angustia que me aqueja,

esperando solamente tú atacar!

Estoy tan temeroso y cabizbajo,

que siento que me ahoga el respirar,

mis manos sudorosas son reflejo,

del llanto que somete a mi pensar.


Y la huida es lo único en que pienso,

pero irme no lo puedo asegurar,

luego entonces doy conciencia a mi intelecto,

escribiendo lo que siento sin pensar.

Vuelve el aire que me inunda nuevamente,

serenando mi delirio de zarpar,

despejándose las huestes de mi mente,

dando paso a la total tranquilidad;

y una vez ya sofocada la estocada,

queda el alma amedrentada y malherida,

como un ave que se siente acorralada,

a la espera de la próxima embestida.​

 

Alguien que no ataca de vuelta ni que huye de la estocada, difícil situación;
casi se puede palpar la sensación de estar en medio de una encrucijada que no
se resuelve y queda supurando por dentro.

Buen trabajo Fidel.

 

En ocasiones intuimos la estocada, y sin embargo nos quedamos.
Bellas letras, un placer leerte