La gente no cambia.

Todos sufrimos, porque somos reales.
Verosímiles; decentes.
Obligatoriamente.
Sin aspavientos, haciendo equilibrios y juegos malabares.


Dios nos puso aquí, porque somos obreros que están en misión permanente.


Necesitamos servir y ser útiles.
A veces, el combate en boxeo: Siendo púgiles.
También, las bondades de los dátiles.
Incluso latir y manifestarnos, como el chocolate.





Pero somos tan ridículos...


Como el bombín, el mostacho, el bastón y el monóculo.
Tan ingleses... Tan del Reino Unido,
que nos miramos al espejo y vomitamos.
Nos miramos al espejo. Somos ruines.


Ladies and Gentlemen... ¿ Querríamos ser chinos ?


¿ Querríamos ser mañosos ? Peritos y hábiles. Expertos y pacientes.
Con Sabiduría y conocimiento, responsabilidad y prudencia.
Con calor y luz, obscuridad y frío.
Con yin y yang... Escribiendo versos que fluyen, como el agua del río.


O querríamos ser negros. ¿ Cómo lo ves ? Como lo oyes. Queremos ser nosotros mismos.

 

¡Magnifico! Encantada. Ya se puede exigir el premio de Nobel.

 

Gracias, pero no caerá esa breva.
No tengo tan buena suerte...
Como don Camilo José Cela, o Isaac Bashevis Singer.
Creo que me adelantaron, hace años.