La hora de José Mota.

Si no te hacen ni puñetero caso,
porque no tienes ni zorra idea,
atente a las consecuencias y experimenta el fracaso.
Te las prometías muy felices, y así,


también es raudo el vuelo de las perdices.


O el conejo montaraz observa su entorno geográfico.
A la hora de dar un discurso,
no basta un pico de oro.
Sino también la intención, ya que intención es efecto.





¿ A qué viene esa desgana ?


Muchas lagunas, en tu proyecto.
Charcos de barro y lodo.
Ranas, que al besarlas, se convertirán en príncipes azules.
Y sapos vivos que alguien ha de comer, sin guisarlos antes.


Te recomiendo, pues, que escuches a los demás, por turnos.


Y prestes atención a sus diseños.
Pequeñas maquetas de barco.
Pequeñas colecciones de sellos.
Pequeños ajedrecistas silenciosos.


¡ Tan pequeños que incluso parecen motas de polvo !