La invitación

Recibí una invitación por mail para formar parte de un experimento social, la paga era buena, así que no pregunté demasiado y me mandé. Al llegar al lugar vi un grupúsculo de gente extraña, esperando la orden para ingresar al estudio.

Escuchar el sonido oscuro de un violín desglosando cadencias sombrías, parece estremecer mis sentidos y me dejo llevar por su atmósfera. Es allí cuando puedo ver deshilar las imágenes que genera mi fantasía muerta. Entonces me veo en la búsqueda de las calles vacías que aparecen sin vida en mis sueños. A veces siento los diálogos desesperados de las gentes que buscan acuciantes las tres calles muertas que han visto en sus sueños. Los veo trepar por las diferentes situaciones taciturnas atravesando sus extramuros límbicos. Buscando realmente el recelo maldito que habita en los sueños. Las calles grises se ocultan del sol como calles malditas que son. Allá a lo lejos buscarán los temporistas un rasgo motivador que cause estupor, que ostente encapsular el miedo. Sin embargo todo está en calma y la noche comienza a dar sus primeros indicios de espanto. Con toda la infraestructura de las sombras, la gente se inquieta observando más allá del infinito. Todo incluso hasta las miradas vacías estremecen. Todos los viajantes mentales se ven como potenciales homicidas. Ni bien se escuchan los primeros acordes de este violín oscuro perverso que incita a una rara performance de violencia. En efecto comienza una horrorizada comedia negra entre los pensamientos y la imaginación mientras los transeúntes caminan debajo de una narración imperfecta, desbordados, encolerizados. Se genera por inercia una sugestión espontánea y malvada en todas las mentes que transitan la calle gris. De pronto en la quietud fantasmagórica de un sonido completamente asfixiante procedente del violín de Jonny Greenwood. Los sujetos intentarán matarse unos a otros, reclusos intrínsecamente por una necesidad obligatoria de carnicería enfermiza sin precedente en sus cerebros, que solo saciará matando a quien tengan en frente sin importar quien sea. Como segados solo con sed de matar…La quietud llega y van quedando pocos caminantes ensangrentados listos para proseguir escuchando los meta mensajes dentro de sus mentes, que solo gritan…¡Sangre, sangre, sangre!!! Todo indica que fuimos tomados hipnóticamente de rehén por una pieza maldita que incitaba a la exterminación del ser.

Más tarde el organizador luego de pagarnos lo acordado, nos comentó que todo fue una simulación para confundir a nuestros cerebros y nos invitó a todos los participantes a comer y a desarrollar el tema y de paso conocer al compositor creador de la pieza musical Jonny Greenwood.

 

Buenas noches
Unas hermosas letras pones en mi paso
Gracías
Un saludo

 

Gracias Fabiola!!