La isla y el peregrino

La isla y el peregrino.


Los años pasan y no he dejado de amarte,
y el vaivén del tiempo que regocija aun mis pensares
se ha vuelto interminable ante los precarios intentos por explicarte,
en ojos que te vieron sumisos desde el impávido sentir del infante.

Brisas celestes en bosques de alerces inmortales,
celosos de mis juegos en canción danzada con los juncos del arrollo.
Lloviznas cual llanto desgarrado del pequeño sin ideales,
pues la pureza en el aire no sesga el alma de adultos escollos.

Tierra que me gritas los pasos en el musgo de tus suelos,
vientos que me vuelven la mirada a las verdades mas ciertas,
tierra que pareces hablarme y decirme lo que sientes,
vientos que me cantan la canción jamás tocada.

Los años pasan y no he dejado de buscarte,
y el vaivén del tiempo que eleva sin tregua las colinas cuando camino y de ti me alejo
se ha vuelto melancólico y denso en mis ambiguas noches de desvelo,
en ojos que hoy te admiran aun sumisos pero vacios por no abrazarte.

 

el tiempo no sabe medirse, pero el que peregrina sale vencedor, saludos