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La Lengua Castellana

Tema en 'Odas y Cantos' comenzado por Iván Medvédev, 26 de Mayo de 2016. Respuestas: 0 | Visitas: 593

  1. Iván Medvédev

    Iván Medvédev Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    26 de Mayo de 2016
    Mensajes:
    47
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    23
    Género:
    Hombre
    ¡Cantad, chirimías sonoras!
    ¡Retumbad, órganos de oro!
    Cantar en palabras sinceras
    Pretendo, ¡oh escuchad!
    De lengua que no simplemente adoro.


    Surgida en las llanuras
    Potentes e inquebrantables
    En aquellas polvadas anchuras
    Donde Castilla la madre
    Las sus llanezas desenvuelve.


    Crecido a través de los siglos,
    Por sabios gigantes forjado,
    En este humilde poema
    Bastante serás alabado.


    Ahora, de reverencia llenado,
    A vos, idioma loado,
    Te ruego que me condesciendas,
    Fuerte señor venerado,
    Que tanto amor me enciendes
    Aceptando mi dádiva honrada
    Con suma piedad regalada.


    Hoy quiero encomiar tus proezas,
    Tus fazañas pretendo loar,
    Cantando tus santas altezas
    En verso te voy a alabar.


    Con esto os ruego humilde,
    Al canto oído prestad,
    Si quiere su ánimo libre,
    Mi verso, señor, escuchad.


    Que ya que magnánimo sois
    No desechará su vuestría
    La mínima dádiva mía.
    Así que comienzo, potente señor,
    Su gloria decir y luciente fulgor.


    En la Península majestuosa
    Do nunca se pone el sol
    Tu vía hubiste empezado,
    En los albores primeros tu arrebol
    Al Sur le hubo honrado


    Cuando el críptico pueblo ibero
    Sus tierras iba poblando
    Y el pueblo valiente, guerrero y fiero
    Su norte amedrentando.


    De sierras alpinas aquestos,
    Del Sur aquellos venidos,
    Con sus lenguas por vastos terrenos
    Quedaron los dos esparcidos.


    Y tiempos pasaban sin visos de apresurar
    Su carrera pasmosa
    En siglos, cuando el mar parecía
    El elemento impredecible
    De lengua que sólo nacía –
    ¡Oh grave misterio y temible!


    Oleando igual que la senda marea
    En la que agua y aire se entreveran,
    A tu palacio firme cimiento se crea
    Cuando los pactos celto – iberos se cierran


    Por los carpetos valientes, y vetones tan esforzados
    Que al Neto rezando animales le inmolaban,
    Y pintados de rojo, de todos temores privados
    Sin arneses ni escudos en las batallas entraban.


    Y los tartesios, ingeniosos en artes y en mercados
    Que a los dioses suyos toros les ofrendaban.
    Estos al norte, aquellos al sur adentrados,
    Mezclando sus lenguas, la base primera sentaban.


    Corrían los siglos, rezumándose como arena
    Culturas externas se alternaban, en tuya improntas dejando,
    Fenicios vinieron, a focenses rindió Cartagena
    Con intrépidos celtohispanos en vano luchando.


    En el año centésimo segundo romanos aparecieron
    A cartagineses de tierras iberas echando
    Mal daño entonces a los lusitanos hicieron,
    Reduciendo a cenizas sus pueblos y gentes exterminando.


    Dos siglos pasados, las legiones tu septentrión
    Con armamentos y fuego invadieron;
    Mas cánabros, galaicos, astures prefirieron la muerte
    A ignominia de los vencidos y malhadada suerte:
    Que mansamente las tribus no se rindieron
    Y resistencia única y singular al invasor opusieron.


    Vestidos con denuedo, no coseletes forjados
    Impertérritos mismos, en lucha horror infundían
    A hombres romanos, a cual más esforzados
    Que antes apenas temor conocían.


    Mas pasan los años, las tierras iberas
    Por Roma se ven doblegadas,
    Las célticas tribus, las tribus guerreras
    A hablar en latín obligadas.


    Iberia expira, en llamas lucientes
    La pira mortuoria arde,
    De lenguas nuevas provincia reciente
    Vio luz bajo el signo de Marte.


    Y tus años antiguos ilumina latín
    Por férrea mano impuesto,
    Con luz de Lucano, cordato sin fin,
    Y Séneca, sabio honesto.


    Mas lengua tan culta y tan acendrada,
    Labrada por culta y sabia acción
    De nobles insignes y cuerdos hablada,
    Comienza su transformación.


    Discurren los siglos, cual ebrio sopor,
    Y el sermo vulgaris cambiando
    Marcó tu inicio tu esplendor,
    Cundió, a nosotros guiando.


    Y vienen los godos, el pueblo de pro,
    Por sus desmanes movidos,
    Con huestes potentes su gente entró
    Portando aceros temidos.


    En cualidad de los nobles, condados mandando,
    El pueblo matón y severo,
    En tu defensa con armas velando
    Aportóte palabras de hierro.


    Más años pasaban de tu formación
    Y lengua nueva forjando
    En enigmática transubstanciación
    Lenguajes se iban mezclando.


    ¡Y al fin emergiste, tierra nueva dichosa,
    Llamada del mar de los siglos oscuro
    Y obcecónos entonces tu faz luminosa,
    Oh, sol refulgente y puro!


    El “Viaje de Santa Egeria” antes,
    “Cantar de Mío Çid” Ruy Díaz luego
    Sellaron tu existencia con letras pujantes,
    ¡Oh, lengua ardid, indomable fuego!


    ¡Oh, lengua! Tu nunca parabas en tu progresar
    A cumbres nuevas saliendo,
    Igual que un cóndor que nubes pretende cazar
    A épocas sobrexcediendo.


    Y cada magnífico tu escritor,
    Sus obras al noble metal agregando
    De lengua bellísima fue creador,
    El arma sin par e invicta forjando.


    Más años pasaban, tu faz moldeando
    Y confines pelágicos atravesando,
    Al fin descubrió el terreno nuevo
    Colón, ilustrísimo aventurero.


    Y comenzaste tu marcha por tierra ultramarina,
    Origen de una cultura nueva marcando,
    Y renaciste, y fuiste tan única y tan divina,
    Visiones del mundo y lenguas entrelazando...


    Y cuando España sus tiempos penosos sufría
    De infortunios del decimoséptimo siglo llagada,
    Tú fuiste quien su renombre mejor protegía
    Al vértice de tu desarrollo llegada.


    Y retronó igual que un instrumento sonoro
    Al mundo devoto y admirado dejando
    Tu gloria: inigualable Siglo de Oro,
    Y alumbraste el orbe, a cada lector embrujando.


    ¡Castellano! En tu majestad y fulgor
    Revive el alma y la noble historia
    De pueblos crecidos en tu esplendor
    ¡Su fuerza encierras, su fama y gloria!


    ¡Lengua antigua de ínclitos luminares
    Fuerte y culta, por siempre seas loada!
    Lengua excelsa que hablan felices millares
    ¡Arma invicta gloriosa, lumínica espada!


    ¿Quién no se postrará ante tu magnificencia?
    ¡Tu riqueza alegra, tu celsitud arrebata!
    Cuando te veo, olvido pesares y toda dolencia,
    Y sé que el mundo entero te altamente acata.


    Ahora, de sumo respeto a tu grandeza llenado,
    Confieso, oh lengua – tu eres mi vida y alma.
    Aunque no soy nativo, te he elogiado;
    Tu ausencia me quita, tu presencia retorna la calma.
     
    #1
    Última modificación: 16 de Junio de 2016

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