La llamada a la guerra

Gritos en la colina,
Eco de voces inquietas,
Suelo cubierto de rojo,
Sangre en nuestras manos.
Sea la guerra la paz y el tratado,
Sean familias rotas nuestro trofeo,
Nuestro único legado,
Sean los niños enemigos de los padres,
Sean esclavos los que peor lo pasen
Y sean las palmas de tierra,
Lo único por lo que peleamos
Para enterrar a los que ya no sufren la guerra
Y manchar de sangre nuestros suelos tan ansiados.

Avaricia nuestro objetivo
Egoísmo sean las leyes
Y dinero el fundamento,
Que mientras lo tengamos,
Podemos usar los cañones
En vez de pegarnos con palos.
Racismo en nuestros corazones,
Intolerancia nuestra palabra,
Atrocidad nuestra reacción
Y vidas nuestro derroche
Pues no hay guerra que no sea solución
Para tantos países que sobren.

Los campos aún se oyen,
Los muertos que aún no callan,
Quien dice que es una guerra,
Resume con pocas palabras,
El Sol que no se esconde,
La tarde que no acaba
Los gritos en la colina
Que aunque muertos
Nunca terminan.