La locura y la dama

Hay momentos en que siento
Rastrillar al tiempo
en mi entrecejo
y mis elucubraciones son como balsas paquidérmicas
a la deriva
tratando de alcanzar
cualquier pudor razonable
en la marca de algún desquiciado artista.
Luego todas las puertas se abren
Se derriten
y todo queda en blanco
como un sinsentido en la nada.
El cuarto está desoladamente blanco
Las paredes los zapatos los cuadros las ventanas tienen un silencio blanco.
Las botellas el reflejo de los astros en los espejos
las veredas los automóviles los pulquérrimos escaparates
las plazas las citas y los compromisos
Los duelos y la sangre retrocede porque perdió embriaguez de vino.
Y tú apareces
caes
Como un peso inevitable y me miras
Como esas pinturas que explotan en color
Y brillan de viento
Y me dices que el Sol
los coches los jardines las plazas
y todos los enredos (incluida la sangre con su promisorio mensaje)
aguardan pestañear para voltear las monedas
y me sigues mirando,
afilas mi sombra para que despierte
Y me entregue a tus brazos
como una duda que exuda culpa
Y me entrego
porque tu amor
y tu color no esperan
como mi locura y tu mirada...

 

Hay momentos como de todo tipo...
Lo importante es como dices al final, entregarse, si lo que se quiere es vivirlo.

Un abrazo

 

Gracias fcaserossi. Muy amable