La luna piruja

La Luna piruja

La luna Piruja, danzaba en la noche, bailoteaba con encanto sin igual,
al principió no provocó en mí muchos efectos,
pero transcurridos los días me invitó a su danzar.

Ella fué alegría y festividad,
la devoción con la cual la tierra entrega los frutos a sus hijos,
fué tan profundo que no aguantamos el ritmo del anochecer.

Transformándose de luz en oscuridad, mi luna me dió la espalda,
fué llena y fué nueva, fué total y fué eclipsante,
mi luna me dió entrada a su vida y probé sus mieles escarlatas,
dejé a mi mente libre y paseante entre sus cráteres vaciós y huecos.

Me revolqué en ella, lloré, sufrí, me expuse al frío de sus noches,
en las vísperas de su tristeza, la envolví con dulzura en mi abrazo y ella misma me respondió.

Y hoy, la luna me sabe a un orificio en el cielo,
las nubes sangran y lloran al ver su partida final,
tras su plan me niega el retorno,
y hoy en penumbra mi alma vagará.

Erick Gio Navarro, el miércoles, 17 de febrero de 2010 a la(s) 22:19

Gracias por su lectura y comentarios, hasta pronto

 

Hermoso, profundo, conmueve, es maravilloso y estupendo.

 

Gracias, dedicado a la radiante luna y alguna dama, alguna...