la luna y la oscuridad

El sol ya se está poniendo,
Pronto se irá a acostar;
Necesita su reposo
Pues es cansado brillar.

Un cortejo de nubes
La acompaña hasta su cama
Y le envuelven, con cuidado,
No le moleste nada
Que le pueda despertar.

Esperando está la luna
Que su padre, el sol, dormite.
Va a escaparse,
Como todas las noches,
Con su cita La Oscuridad,
El que es su amado
Y la espera agazapado.

Engalanada y brillante,
Su pelo reluce
Con mil estrellas radiantes.
Se acicala, se contempla;
Quiere estar perfecta,
Pues al lado de su oscuro amor
Se siente como una niña,
Insegura, caprichosa,
Deseando agradar
Y eso la pone nerviosa.

Él la busca y la envuelve
En el abrazo
De su tupido manto
Y a su oído, dulcemente,
La susurra:

“Dame tu luz, luna hermosa.
Haz que refulja mi noche;
Que el canto de los grillos
En canción de amor se torne.
Brilla para mí,
Dulce y pura,
Como la sonrisa
De un niño en su cuna
Y no pienses en que al amanecer,
Partes,
Y me abandonas en mi locura.

Solo estoy si no te tengo.
Iluminas mi camino,
Que a veces es cruel y negro,
Con tu plateada luz,
Con tus besos de hechizo y lirio,
Que en regocijo conviertes mi vacío.”

Y la luna, a su lado acurrucada,
Así le habla:

“No pienses en el futuro.
Vive conmigo el momento.
Eterno puede durar
Si tú yo lo queremos.
Baila conmigo en el bosque;
Deja que las lechuzas,
Con sus vuelos nos rocen
Y que los murciélagos
Nos escolten,
Como una guardia de honor,
Entre los arbustos y los pinos
Que señalan el camino,
Mientras el rumor del agua
De ese pequeño río,
Hace que junto con tu aliento,
Me llene de escalofríos”.

“Entre mis brazos, descansa,
Que yo, la Oscuridad, te daré calor.
Un calor que no es humano,
Pero es la expresión
De lo que siente mi corazón.
Lo deposito en tus manos,
Como joya en su estuche,
Para tenerlo resguardado
De la desgracia, del infortunio,
Cuando sea plenilunio.”

El tiempo como un suspiro pasó
Hasta que la aurora cantó
Y con su canto, los amantes,
Se tuvieron que decir adiós.

“Hasta mañana, mi bien”.

“Lo mismo te digo, mi amor”.
“Cuando el cielo se oscurezca
Te buscaré
Y en tus ojos hechiceros,
De serena dignidad,
Otra vez me hundiré
Y de nuevo
Nada ni nadie me impedirá
Que te vuelva, como siempre,
Este humilde siervo
A adorar.”

 

Interesante escrito.
Falta seguir las reglas de signos ortográficos.
Saludos.

 

Excelente composición , me ha gustado, gracias por compartirla. Un fuerte abrazo desde Venezuela.