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La luz de Yampai (cuento)

Tema en 'Fantásticos, C. Ficción, terror, aventura, intriga' comenzado por DARDO GATTI, 28 de Junio de 2015. Respuestas: 2 | Visitas: 777

  1. DARDO GATTI

    DARDO GATTI Poeta adicto al portal

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    La luz de Yampai


    Era invierno y Lázaro había subido la calefacción, a la medianoche ocurrió el apagón, repentinamente un frío gélido se les adhirió al cuerpo calándolos hasta los huesos, el hombre no se inmutó cuando pudo reconocer la inmunda presencia que aparecía nuevamente en su vida, con calma tomó el llavero que procuraba tener siempre a mano, y encendió la pequeña linterna en él anillada, Sebastiana envuelta en el frio asfixiante y atroz que apenas le permitía moverse, con mucha dificultad a la luz de la hornalla de la cocina, tomó de a una las latas de conservas en las cuales estaban pegadas las velas y comenzó a encenderlas, la hija de ambos Agnes, abrazando su propio cuerpo y temblando, caminó en la penumbra hacia el lugar donde el termostato de la calefacción marcaba unos increíbles dieciocho grados centígrados, tiritando ya en forma descontrolada descorrió las cortinas y miró por la ventana -No sé qué pasa pero el corte es general- dijo balbuceando, mientras miraba hacia donde suponía estaba su padre, don Lázaro no le contestó, su espíritu se había trasladado muy lejos en el tiempo y la distancia en el mismo momento en que la luz se fue y la inmundicia lo penetró todo.


    El joven oficial Lázaro Santos precedía la marcha del grupo de zapadores compuesto por cinco soldados, llevaban una carga de herramientas y medicamentos al campamento de altura del departamento de geología regional, un guía mapuche de nombre Yampai que marchaba unos metros por delante del grupo, imprevistamente se detuvo y señalando hacia la cumbre grito -¡Avalancha! El grupo pudo apenas alcanzar un refugio natural en la montaña, una mula golpeada por una roca en el alud les iba a servir de alimento durante los próximos cinco días y muchas de las herramientas de madera que cargaba sirvieron de leña para el fuego, creyeron que la supervivencia estaba asegurada pues tenían alimento y calor en la gruta natural que sin embargo estaba obstruida, estimaron que salir de ese lugar les iba a llevar cinco días y cinco noches de arduo trabajo en turnos. La avalancha se había precipitado cerca del mediodía, el atardecer los encontró organizados y tranquilos sabiendo que podrían salir de esa difícil situación, fue al llegar la noche que comenzaron a sentir el frio, todos alrededor de una generosa fogata, no obstante se sentían adormecer y luchaban contra el sueño por temor a morir congelados, cuando ya muchos parecían haber perdido la noción de la realidad gesticulando con las manos delante de sus rostros como pretendiendo alejar algo que hedía, Yampai se repuso del aturdimiento y corrió hacia los bultos amontonados en un rincón de la gruta, con desesperación buscó las linternas para luego encenderlas y disponerlas en forma circular alrededor del grupo que rodeaba el fuego, desencajado gritaba ¡Gualicho! ¡Gualicho!


    Con la luz, sin razón lógica, el frio comenzó a menguar para luego dejar lugar al calor, a pesar de ello el miedo tardó en dejarle lugar a la calma, desde esa noche, cada noche el Mapuche disponía las linternas de la misma manera y al calor de la fogata la luz de Yampai les permitía vivir.



    -El apagón es general papá- insistió Agnes, que no podía dejar de temblar, Lázaro ya había llegado hasta el balcón en donde alumbrando con una pequeña linterna dio arranque al equipo electrógeno portátil, el motor se puso en funcionamiento iluminando la casa de inmediato e instantáneamente el frio que lo había invadido todo como una intangible presencia dejó de estar, dejó de ser, la calefacción central reinó en el lugar.

    Don Lázaro constató que el equipo electrógeno tenía combustible suficiente para funcionar hasta que llegara el día y se acomodó en su sillón dispuesto a dejarse acunar por el calor, las mujeres animadas y repuestas se dispusieron a seguir mirando su programa favorito en la TV.


    Atrás en el tiempo luego de cinco jornadas de trabajo, ya abierto el paso de la gruta, el oficial Lázaro Santos marchaba con Yampai a su lado quien no dejaba de repetirle -El fuego sirve contra el frio, pero si el frio es la muerte solo la luz la aleja… solo la luz.-
     
    #1
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  2. DANIEL-J

    DANIEL-J Poeta recién llegado

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    muy bueno el cuento dardo pone a volar la imajinacion saludos amigo :)
     
    #2
  3. DARDO GATTI

    DARDO GATTI Poeta adicto al portal

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    Gracias Daniel un gran abrazo
     
    #3

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