La maldad que nos invade

Cuenta una antigua leyenda
Que en la oscuridad siniestra
una extraña maldad
arrancaba la libertad.

Los pueblos vecinos
estaban todos reunidos
para intentar combatir
esa tortura sin fin.

No podían luchar,
pues era impensable
que solos pudiesen ganar
ante enemigo tan implacable.

Lo único que pudieron hacer
fue a unos combatientes traer
para que ellos lograsen vencer
y la paz consiguiese renacer.

Fue terrible la batalla,
aunque no se esperaba
que esos guerreros cayesen
sin ocasión de defenderse.

Tan rápida fue la derrota
que no fueron recordados
pues cayeron sin honra
y eso no pudieron perdonarlo

los inquietos ciudadanos
que sin duda alguna
por el país fueron buscando
como derrotar a la criatura.

Aunque debemos recordar
la ignorancia de la ciudad
pues no sabían que maldad
se encontraba en la oscuridad.

La hora había llegado
ya que habían encontrado
al perfecto salvador,
pues era enviado de Dios.

Sus esperanzas en él depositaron
y no fueron decepcionados.
Luz irradiaba su corazón
y pudo entrar en el interior

de aquella terrible oscuridad,
una vez allí pudo luchar,
pero nunca antes pensó
con el enemigo que se encontró.

Con cara de asombro admiró
en la profundidad de la cueva
y lo único que encontró
fue a si mismo en la caverna.

No fue capaz de entender
esa extraña sensación
que obtuvo al solo ver
a si mismo en el interior,

no supo como explicar
la sensación de maldad
que invadía su corazón
y le irradiaba tal temor.

entonces comprendió el motivo
por el que la oscuridad reinaba,
se debía a la poca esperanza
que desprende cada ser vivo.

También pudo saber
el camino que debía seguir
para poder vencer
sin necesidad de combatir.

La respuesta estaba
al alcance de su mirada,
pues solo tenía que hacer
que los hombres pudiesen ver

que la maldad se debía
a que sólo había hipocresía,
la verdad que se encontraba
pronto era asesinada.

La única manera
que había de vencerla
era liberarse de todo
aquello que hiciese estorbo,

Y una vez estuvo hecho
la felicidad volvió al reino
Y no se supo más
De aquella terrible maldad.​

 

No fue capaz de entender
esa extraña sensación
que obtuvo al solo ver
a si mismo en el interior,

interesante escrito, un placer pasar por aqui y dejo mis cinco estrellas para tus versos.
saludos y besos.