La maldición de Lucifer

El ángel caído, serafín de fuego y portador de luz,
primogénito en tu linaje, guerrero por excelencia
dotado de sabiduría y de una inmaculada belleza,
el hijo pródigo y el preferido de Dios ¡Oh! Lucifer

colmado en soberbia pediste ser venerado cual dios,
tu rebeldía contra su potestad provocó tu expulsión,
traidor, condenado yaces en el lago de fuego eterno
atormentando a los hombres y probando su valor

reptas cual serpiente tentando y susurrando al oído
sacando el mal hasta del hombre más santo y puro,
envenenando las mentes y corrompiendo las almas
gobiernas en el infierno junto a tu ejército maldito

eres el mal descarnado, la perfección ensombrecida
señor de la magia negra y de las artes prohibidas,
abatido dragón, pernicioso dominador de naciones,
pérfido rey de toda miseria, el vicio y las mentiras

¡Oh! Príncipe, estrella del amanecer, lucero del alba
con un tercio de la estirpe del cielo fuiste desterrado
esperando en el averno hasta el final de los tiempos
hasta recibir el indulto celestial de tu padre, tu dios.​

 

Hermosura preciosa en la creación divina.