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La maldición

Tema en 'Prosa: Infantiles' comenzado por Cristina Prieto Díaz, 13 de Septiembre de 2015. Respuestas: 0 | Visitas: 939

  1. Cristina Prieto Díaz

    Cristina Prieto Díaz Poeta recién llegado

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    6 de Septiembre de 2015
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    Había un lugar tenebroso en la montaña conocido por todos los habitantes de los pueblos aledaños como la cueva del dragón llamado Cispro. Ráfagas humeantes salían de las profundidades de aquel temido agujero. Desde tiempo inmemorial Cispro era conocido como despiadado con los que por allí se acercaban haciendo de ellos sus presas y devorándolos sin ningún miramiento sino conseguía calmar su hambre entonces bajaba en vuelo raso a capturar personas que llevaría a su hueco en la montaña.

    Era otro día cotidiano de la aldea, en la plaza estaba el mercado del ganado. El día soleado de cielo radiante, el lugar bullía de gentes, voces...comerciantes, trueques. El puesto más tranquilo era el de la florista, aunque también estaba un poco apartado del callejón central de puestos. La florista, Cristina, una joven que era muy callada que siempre estaba concentrada en regar, podar y cuidar sus bellas plantas...el puesto del panadero si era céntrico, cada semana se horneaban muchas hogazas de maíz, pan y dulces. Este panadero trabajaba junto con su hijo de 26 años al cual le enseñaba el oficio y de vez en cuando el joven Miguel Esteban dejaba sus quehaceres e iba a hablar con Cristina, todos pensaban que eran una pareja encantadora y un buen matrimonio en el futuro.

    De repente...una sombra se deslizó sobre la feliz muchedumbre y todos miraron al cielo: ¡Cispro! Gritaban todos aterrados...¡ Corred a vuestras casas ! Pero ya era tarde para Cristina que estaba atrapada entre las fuertes garras del dragón, los dos volaban sobre el bosque hacia la cueva maldita, ella horrorizada oía como rugía la bestia y ehalaba grandes bocanadas de humo azufrado y amarillento.

    Casi estaba desmayada, no podía tenerse en pie y mareada oía la voz de Cispro que de muy buen humor comentaba - ¿Hoy compartiré cena contigo? No pequeña, compartiré con las ratas tus huesos...y sólo quedó el silencio detrás de aquella muerte anunciada.

    Cristina sollozaba en un rincón donde había sido encadenada por un tobillo; aquel sitio era pestilente, llenod e restos y olores azufrados. Desde que el dragón tenía atemorizada a la comarca de la serranía no sólo se había conformado con ganado, como al principio sino que ahora daba cuenta de humanos. Desesperada viendo su final acercándose, Cristina comenzó a cantar una nana que recordaba de su niñez, cuando su abuela le cantaba esta nana sentía paz. Su dulce voz resonó en eco por toda la cueva y el dragón enfurecido decía: calla, calla; no sigas cantando estoy cansado de oír quejidos; aunque ella al ver que estaba enfurecido no paró de cantar. Cispro se hinchó los pulmones de aire venenoso y lanzó una bocanada de fuego al techo de su gruta, Cristina tiritando se quedó en silencio sin saber cómo podía zafarse de las cadenas y bajar sana y salva a la aldea.

    En la lejanía se oían gritos de guerra y amenazas porque los aldeanos subían la montaña para salvar a la joven con antorchas y espadas, arcos y ballestas. Cispro espetó una gran carcajada al verlos llegar y creyó que se divertiría mucho masacrando a la gente; repentinamente le sobrevino al dragón una lluvia de flechas que invadió el cielo cayendo sobre él, ninguna logró atravesar su gruesa piel pero tenía una clavada en el cuello mas al ver acercarse a los hombres intentó exhalar más fuego pero aquella maldita flecha le había dañado su potente garganta incendiaria. Poco a poco fueron clavando espadas subidos todos los aldeanos cobre él como miles de hormigas sobre un poco de carne y acabaron con su último aliento.

    Todos admirados contemplaban a la gran criatura ya muerta. Cristina se abrazó a Miguel pero ella estaba muy débil por haber respirado aquel viciado aire asfixiante en el interior de la gruta, se desmayó y todos bajaron de la cueva dejando al dragón ya abatido.

    Muy asombrados escucharon la voz de Cristina diciendo: me matarán su veneno y su maldad, han quedado dentro de mí; una anciana con aspecto de bruja le dijo: pocos han sabido sobrevivir a la ira del dragón, tú dormirás para siempre, estás hechizada y envenenada...
     
    #1
    A lluvia de enero le gusta esto.

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