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La mariposa blanca. Leyenda japonesa de amor eterno

Tema en 'Leyendo en voz alta, solo prosas' comenzado por I.M.S.T., 5 de Enero de 2021. Respuestas: 0 | Visitas: 723

  1. I.M.S.T.

    I.M.S.T. Avanza siempre desde el respeto

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    1 de Marzo de 2013
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    Las mariposas siempre han estado relacionadas con el alma de los que marchan de esta vida. Se cree que cuando una mariposa blanca entra en nuestro hogar, se trata del alma de un ser querido que intenta ponerse en contacto con nosotros porque necesitan transmitirnos algún mensaje.

    Basándose en esta creencia, existe una leyenda japonesa sobre el amor eterno, inspirada en una bella mariposa blanca, que simboliza en Oriente la pureza y el renacer infinito del amor.

    El amor eterno no sabe de tiempos, ni tiene edad y no muere nunca porque es infinito.

    Hace mucho tiempo había un anciano muy sabio, bueno y bondadoso que vivía apartado del resto de la población.

    Se había construido una casa a las afueras del pueblo, rodeada de hermosos cerezos y justo delante del cementerio.

    El hombre vivía en completa soledad. Su sabiduría era conocida por todos y los vecinos y demás personas del lugar lo visitaban para pedirle consejo sobre temas que no sabían como resolver. A pesar de ser muy querido por sus vecinos y por todo el pueblo, pues era una persona de gran sabiduría, dispuesta a ayudar y socorrer a los demás, se decía que era un ser extraño y difícil de comprender y que posiblemente padecía algún tipo de locura incomprensible, pues nunca se había casado ni se le conocía amor alguno.

    Nadie se explicaba el porque Takahama, que así se llamaba el buen hombre, había renunciado a casarse y a tener hijos y prefería vivir en aquel lugar tan apartado, en completa soledad. Rodeado de cerezos y justo delante del cementerio.

    Un día de otoño en que las hojas todo lo alfombraban y el cielo estaba pintado de porcelana gris, Takajama enfermó gravemente y los vecinos avisaron a sus únicos familiares, que vivía bastante lejos, su única hermana y su sobrina.

    Cuando el anciano los vio entrar en la habitación les dijo triste y emocionado al mismo tiempo:

    -Presiento que pronto moriré, estoy muy enfermo.

    Ellos lo miraron apenados y con mucho cariño le respondieron:

    Te vamos a cuidar en todo momento y te vas a recuperar.

    Pasaron muchos días de aquel triste otoño y Takahama no mejoraba.

    Un atardecer en que la sobrina del anciano había abierto la ventana para ventilar la habitación entró una hermosa mariposa blanca que se posó sobre la almohada de Takahama.

    La bella mariposa permaneció allí en la habitación, sin apartarse del lecho del anciano ni un sólo momento, durante largos días, sin que la muchacha consiguiera sacarla del aposento, a pesar de haberlo intentado incontables veces y de diferentes formas. La mariposa siempre permanecía en la habitación y se posaba sobre la almohada de la cama o revoloteaba junto a Takahama. .

    Al cabo justo de un mes la mariposa salió por la misma ventana por la que había entrado aquella tarde de otoño y la sobrina de Takahama intrigada por su extraño comportamiento la siguió.

    La bella mariposa volaba muy despacito, era como si de alguna forma quisiera que la joven la siguiera hasta su destino. Continuó volando sin detenerse hasta la espesura de los cerezos y llegó hasta cementerio. Al fin se detuvo en el lugar donde se alzaba una vieja tumba de piedra, muy antigua. Estaba cubierta de hiedra y musgo. Pero al mismo tiempo se veía muy cuidada y limpia. Un ramo de rosas marchitas descansaba sobre una de las piedras.

    La mariposa blanca desapareció en aquel lugar como si nunca hubiera existido, de forma misteriosa e incompresible.

    La muchacha pudo observar que se trataba de la tumba de una mujer llamada Akiko, fallecida a los 18 años.

    Asombrada por todo lo acontecido regresó a casa. Al entrar en la habitación de Takahama, encontró a su tío muerto con una sonrisa de paz dibujada en el rostro.

    Con lágrimas en en los ojos corrió a a visar a su madre y ésta se abrazó a su hija llorando desconsoladamente. Cuando se recuperaron un poco la chica explicó a su madre lo sucedido.

    La mujer tras contemplarla largo rato le preguntó:

    -¿Qué inscripción había en la tumba?

    La joven respondió:

    Estaba escrito el nombre de Akiko. Fallecida a los 18 años de edad.

    Fue entonces cuando la hermana de Thakama le habló a su hija del gran secreto de su hermano y que pocos conocían:

    Hace muchos años cuando tu tío era un muchacho, se enamoró de una linda joven llamada Akiko.

    Eran dos almas gemelas, que desde el mismo momento en que se encontraron no se separaron jamás. Se conocían desde muy niños. Fueron juntos a la escuela y compartieron juegos y amistad. Cundo se hicieron adultos se enamoraron y fijaron un día para a boda. Pero ese día no llegó jamás porque el día anterior Akiko murió debido a una extraña enfermedad para la que no existía cura alguna.

    Tu tío jamás se recuperó de aquella terrible pérdida. Entonces decidió construir esta casa y vivir cerca de la tumba de su amada, para así poder cuidarla por siempre.

    Tu tío siempre fue fiel al amor de su vida y lo mantuvo siempre vivo en su corazón. Este es el motivo por el que jamás se casó. Por eso cuando enfermó el alma de Akiko se transformó en una mariposa blanca para poder estar al lado de su amado, en los últimos momentos de su vida. Ahora que ha muerto, sus almas se ha reunido para siempre.

    Los vecinos al saber la verdadera historia y motivos por los que el anciano no se había casado jamás y se había construido aquella casa cerca del cementerio, convirtieron esta historia en leyenda y fue contada de boca en boca hasta hacerse muy popular en el lugar.

    https://tinterocreativo.blogspot.com/2020/12/la-mariposa-blanca-leyenda-japonesa-de.html
     
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