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La Melodía

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Edouard, 12 de Abril de 2017. Respuestas: 1 | Visitas: 296

  1. Edouard

    Edouard Poeta adicto al portal

    Se incorporó:
    15 de Marzo de 2016
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    Género:
    Hombre
    En una noche de apagado brillo cadavérico, la faz malévola del dios de las sombras se asoma por el ventanal abierto de las negras tristezas. Observa el paraje desierto y polvoriento. Donde ninguna vida humana hace acto de presencia. Sólo las alimañas de las tinieblas pasan el tiempo mordiendo la carne aún cálida de sus presas. Se escucha, sin embargo, el musitar longevo de una canción melancólica. Que mana en recién y casto movimiento aéreo de la fragua. Donde es ahí donde sí un alma sensitiva de cuerpo de mujer se sumerge en el ya roto silencio que ostentaba la santa natura. Entonces, los hasta entonces adormecidos gnomos de gorra de franela despiertan sobresaltados. Y sonríen ante el milagro armonioso de una bella melodía. Plasmada en el ostentoso espejo clareado de los vaticinios celestes. Esos enamorados enanos de melosa voz salen de sus grutas y se dirigen hacia el foco milagroso del cual brota la armoniosa palpitación descorazonadora. Que les hace revivir momentos de desencantos infantiles. Y para su alegría se encuentran no ya con una mujer. Sino con el rescoldo de un fugitivo esqueleto de ahumada niña.
     
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  2. Edouard

    Edouard Poeta adicto al portal

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    homo-adictus, en una noche, donde la mirada impasible del dios de las tinieblas se posaba sobre las criaturas carnívoras que roían a sus víctimas, una música hipnótica eclipsaba el silencio sagrado de la naturaleza. Parecía provenir tal armonioso manantial de notas celestiales de la boca de una misteriosa mujer. Escondida en cuerpo presente en una verdear fragua. Y fue ella quien despertó a los soberanos entes diminutos de las profundidades. Quienes se extasiarían de placer ante tal portento que se reflejaba en el plato áureo de la atmósfera. Pero, al mismo tiempo, a aquellos duendes de corazón dulce, les rememoraba tal melancólica melodía tiempos de decadencia impúber. Por eso se alegraron tanto cuando observaron que quien había osado despertar su sueño plácido era ya una simiente ceniza de huesos quemados de una pequeña niña. Atentamente Edouard.
     
    #2

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