La misma historia

Inflamaste mi pecho cuando te vi;
murió inerte mi esperanza cuando te perdí.

Llegaron del cielo la voz que aquel día escuché,
calló por voto de promesa cuando la silencié.

Vino mi alegría con el gozo de la mano,
la extrañé cuando supe que todo lo hecho fue en vano.

Empecé mi empeño con orgullo,
acabó mi corazón siendo tuyo.

Desesperé cuando llegó la tormenta,
dejé mis lujos, vestí con ropas harapientas.

Alcanzaste de nuevo mi corazón,
mas no sé si mereces mi perdón...

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Cuando no dudamos y perdonamos sin cuestionar es cuando realmente merece la pena.
Me alegro de haberte visitado.
Te dejo estrellitas.
Un beso