La Misteriosa

Señorita ha usted despertado en mi,
un jardin de claveles y alelies.
Su sonrisa cautivadora recuerdo,
todo el tiempo es mi memoria.

Joven de cabello fino y negro,
huracan de mi mirada al verla.
Callada, casi distante, la veo,
con ternura la espero.

Es poco tiempo el que la aprecio,
tres veces por semana, con esmero.
Pero como quisiera cruzarla,
para seguir con lo mio... Admirarla !

Señorita usted me guia y da vida,
aunque no tengo mayores misterios,
que de su nombre, su voz,
sus momentos.

Quisiera conocerla, es cierto,
ya que usted nacio en mis versos.
Atraparia de usted un movimiento,
el de su esbelta y delicada boca.

Y el escaso tiempo me presiona,
a veces hasta me provoca.
Mi anhelo es abrazarla,
poder quererla y siempre soñarla.

Que raros son los sentimientos,
obligan a decirle lo que pienso.
Soy quien le da las gracias,
por hacerme el favor de aparecerse.

De mis sueños sera entonces,
la utopia de vernos juntos,
de sentarnos los dos cercanos,
riendo hasta quedar enamorados.