La muerte del valiente

El sol en su cabeza, ofusca sus sentidos
Y ve el arco iris gastado, por el miedo.
El suelo como antorcha, sus pies ligeros
Daña y ya oye en su silencio, el trueno de las balas.

Por un momento abraza, la hombría de su casta
Y siente henchir su pecho, por el recuerdo vivo
Del General que habita en su memoria crasa.
¡Pero ahora languidece, como un niño maltratado en un sucio hospicio!

En sus rodillas, trémulas, ya siente la ignominia
Del que será testigo, por sus faenas, matanzas…
Y el sol que lo abrumaba, ¡ahora no lo alcanza!
¿Será el paroxismo, o escuchar las chanzas?

Silente ve el fusil, el cual será venganza
Por el holocausto, que antaño perpetró,
Sin importarle la niña, que le rogaba en danzas:
“No acabes con mi padre. Mi cuerpo será tu abrigo”

Se oye el estruendo, y ahora ya no hay danzas.

 

Facilidad de expresión tienes. Me gusta tu poema. Espero que sigas escribiendo. Bienvenido y un placer leerte.

 

Gracias por la bienvenida.
Saludos.