La muerte es verdad

La muerte es verdad

La muerte es tan de verdad
que al tomarnos por sorpresa
nos deja una irrealidad
que es tan profunda y tan densa
que sólo al cabo del tiempo
y aunque le estemos huyendo
nos reclaman su certeza
el vacío y la añoranza

No es fantasma que amenaza
tristes moradas ajenas
o maldad que se solaza
en las puertas de los otros
no es trova antigua que suena
en quienes quedan atrás
ni faena de esos ogros
que no existieron jamás

La muerte es tan verdadera
tan implacable y presente
que es como una enredadera
que aunque se disfrace ausente
poco a poco nos ahoga
con brozas y matorrales
con hojarasca y ramales
hasta que a llevarnos llega

No es ladrona de segundos
ni azarosa maquinaria
no es de Dios disciplinaria
ni promotora de cultos
la muerte sólo es la muerte
tan cierta e irreverente
que ni al lego ni al letrado
esquiva o deja de lado

La muerte es verdad ¡carajo!
y se lleva a los ancianos
y se lleva a los adultos
a los de arriba y abajo
y hasta se lleva a los niños
que mano en el papagayo
juegan entre balaceras
de los azotes de barrio

La muerte no nos perdona
la muerte no considera
ni tampoco se abandona
a goces de plañidera
y no la esquiva ni el justo
ni el mayor de los perversos
ni aunque produzca disgusto
el que le dedica un verso

Gonzalo Himiob Santomé

 

Es un gran placer Gonzalo, y todo un honor ser el primero en comentar este genial poema, esta maravilla que se merece las estrellas que ahora mismo te envío...
Un cordial saludo Fran.

 

Tú tan profundo y cierto como la misma muerte Gonzalo. Ella llega, siempre llega. Algunas veces sigilosa y otras tan anunciada. La muerte solo pierde su batalla contra alguien, que no es la vida: el miedo.
Un beso y espero que esto no esté escrito desde una perspectiva muy cercana poeta. Y de ser así, recuerda, solo el miedo la vence. Quien no teme, le gana. Un beso gigante.:::hug:::

 

Un honor para mi reciibir tu comentario amigo. Me das demasiado crédito

Saludos
Gonzalo

 

La muerte siempre es cercana mi querida Azul. Lo que pasa es que a veces no queremos verla. Y tu y yo, y todos los poetas sabemos que, al final, es nuestra amiga. Por eso no hay que temerle.

Besos muchos
Gonzalo